LD (EFE) González, que intervino en unas conferencias sobre "Europa y América" organizadas por el diario ABC , comentó que estas cláusulas, que ya fueron incluidas en una emisión de México el pasado mes de febrero, servirían para determinar de antemano los criterios y procedimientos a seguir en casos de impago.
El presidente de BBVA fue optimista respecto a la evolución de la economía latinoamericana, al apuntar que la región alcanzará el año que viene niveles de crecimiento muy cercanos a su potencial, en torno al cuatro por ciento, pero advirtió de que los países de la zona deben acometer medidas adicionales para recuperar la confianza de los inversores.
Al margen de las cláusulas de impago, recomendó la creación de un código de conducta para deudores, acreedores e instituciones multilaterales referido a la prevención y resolución de crisis financieras. También apuntó la necesidad de elevar el grado de cooperación que ofrece la Unión Europea (UE) al desarrollo económico, político y social de Latinoamérica, al considerar que esta región supone un importante reserva de estabilidad y crecimiento para el mundo.
Explicó que la economía latinoamericana depende de la inversión directa, en especial del flujo de los capitales privados, que ha descendido del nivel de los 80.000 ó 100.000 millones de euros anuales de mediados de la década de los 90 a apenas 25.000 millones en 2002. Pese a estas dificultades, González insistió en la necesidad de extender el modelo económico-político de libre mercado a toda Latinoamérica, para lograr un mejor reparto de la riqueza y luchar así contra el terrorismo, al que calificó como la principal amenaza del sistema.
El presidente de BBVA fue optimista respecto a la evolución de la economía latinoamericana, al apuntar que la región alcanzará el año que viene niveles de crecimiento muy cercanos a su potencial, en torno al cuatro por ciento, pero advirtió de que los países de la zona deben acometer medidas adicionales para recuperar la confianza de los inversores.
Al margen de las cláusulas de impago, recomendó la creación de un código de conducta para deudores, acreedores e instituciones multilaterales referido a la prevención y resolución de crisis financieras. También apuntó la necesidad de elevar el grado de cooperación que ofrece la Unión Europea (UE) al desarrollo económico, político y social de Latinoamérica, al considerar que esta región supone un importante reserva de estabilidad y crecimiento para el mundo.
Explicó que la economía latinoamericana depende de la inversión directa, en especial del flujo de los capitales privados, que ha descendido del nivel de los 80.000 ó 100.000 millones de euros anuales de mediados de la década de los 90 a apenas 25.000 millones en 2002. Pese a estas dificultades, González insistió en la necesidad de extender el modelo económico-político de libre mercado a toda Latinoamérica, para lograr un mejor reparto de la riqueza y luchar así contra el terrorismo, al que calificó como la principal amenaza del sistema.