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Huida masiva de capitales en Argentina: los ciudadanos no confían en Kirchner

En los últimos dos años, Argentina ha sufrido una fuga récord de capitales, con una pérdida estimada por una consultora privada en 44.000 millones de dólares, que equivale al 6,7% de su Producto Interno Bruto (PIB).

En los últimos dos años, Argentina ha sufrido una fuga récord de capitales, con una pérdida estimada por una consultora privada en 44.000 millones de dólares, que equivale al 6,7% de su Producto Interno Bruto (PIB).

En los últimos dos años, Argentina ha sufrido una fuga récord de capitales, con una pérdida estimada por una consultora privada en 44.000 millones de dólares, que equivale al 6,7% de su Producto Interno Bruto (PIB).

La salida de dinero supera incluso a la que se vivió durante la crisis económica de 2001-2002, la peor en la historia del país. Según publica la web de la BBC, la mayoría de los analistas coinciden en resaltar una causa para este fenómeno: la desconfianza en el gobierno.

"Cuando no hay reglas claras y no hay previsibilidad, la gente compra dólares", señaló Osvaldo Cado, de la consultora financiera Prefinex.

Según el experto, la tendencia a optar por la moneda estadounidense es parte de la cultura del ahorrista argentino.

Otra tradición arraigada en el país es la de guardar dinero en una caja de seguridad de un banco, o incluso usar la cama como caja de ahorro personal: desconfiados del sistema financiero, muchos argentinos optan por poner sus fondos debajo del colchón.

Sin embargo, más allá de estas costumbres, los economistas también advierten una fuerte alza en los depósitos bancarios en dólares y en los envíos de dinero al exterior.

Según datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA), más de la mitad del dinero sacado del sistema en el primer semestre del año tuvo como destino una cuenta en el extranjero.

Peor que en 2001

Según la consultora económica Ecolatina, durante la crisis de 2001-2002 Argentina tuvo una salida de capitales equivalente al 6,4% de su PIB.

La masiva fuga de dinero llevó a que el entonces presidente Fernando de la Rúa impusiera restricciones a la extracción de depósitos bancarios, una polémica medida conocida como el "corralito", que contribuyó a la caída de su gobierno.

¿Está Argentina en riesgo de caer en una situación similar?

"No hay peligro inmediato de volver al pasado", asegura Lorenzo Sigaut, de Ecolatina.

El economista dijo a BBC Mundo que la gran diferencia entre aquel momento y el actual es que ahora el BCRA cuenta con seis veces la cantidad de reservas (46.000 millones de dólares), lo cual le permite contrarrestar el efecto de la salida de capitales.

Los analistas coinciden en que fue la política de acumulación de reservas que llevó a cabo el gobierno de Néstor Kichner (2003-2007) la que permitió que su esposa y sucesora, Cristina Fernández, ahora respire más tranquila en este aspecto.

Según los expertos, esta política fue posible a partir de la devaluación de la moneda local, el peso, que ocurrió en 2002 luego de que el país pusiera fin a más de un década de paridad con el dólar.

El superávit fiscal y comercial que vivió Argentina durante los años posteriores a la crisis, impulsados por la baja en el consumo doméstico y el precio récord de los productos agropecuarios de exportación, alentaron la acumulación de reservas, que hoy son el sostén de la economía.

Riesgo

Pero a pesar de que este "colchón de reserva" mantiene la economía a flote, muchos advierten que la situación podría revertirse si el país vuelve a tener un balance comercial y fiscal desfavorable.

"Si se mantiene el nivel de fuga de capitales y el país no logra bajar su gasto y mantener su superávit comercial, va a tener que usar sus reservas", señaló Sigaut.

Atentos al impacto negativo de la salida de capitales, las autoridades argentinas anunciaron medidas que buscan restringir la compra de dólares.

La agencia de recaudación, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), informó la semana última que aplicará una serie de controles sobre los contribuyentes que quieran comprar la moneda estadounidense.

Sin embargo, según algunos economistas, la iniciativa corre el riesgo de alentar el mercado negro de compra de dólares, y además podría generar más incertidumbre sobre la fortaleza del sistema financiero.

"Lo que se necesita son señales de confianza", afirma Sigaut, quien asegura que algunos gestos del gobierno podrían poner fin a la fuga de capitales.

"Si el dinero se quiere ir, se va a ir", afirma por su parte Cado, quien coincide en que sólo la voluntad política podrá poner fin al derrame de capitales.

Uno de los cambios más solicitados es el fin de la intervención del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el organismo encargado de medir los principales indicadores económicos del país.

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