Según ha comunicado la compañía a sus empleados, durante la primera quincena de diciembre y coincidiendo con la comunicación del SEPLA sobre una supuesta ruptura de las negociaciones del Convenio, se han producido alteraciones en el trabajo de los pilotos que han afectado a la puntualidad de la compañía.
Este miércoles, la aerolínea ha cancelado trece vuelos, con lo que ya son más de 130 los suspendidos desde el viernes.
Iberia ha calificado de "dramática" la caída de la puntualidad durante la última semana. Según la Asociación Europea de Aerolíneas (AEA), el cumplimiento de los horarios era del 82% en octubre y ahora apenas alcanza el 60% en el conjunto del grupo y del 30% cuando se trata de vuelos operados por pilotos de la empresa.
Entre los motivos alegados por Iberia para la apertura de estos 14 expedientes, figura el caso de un piloto que desvió "sin motivo" a Barcelona un vuelo Copenhague-Madrid. La compañía se hizo cargo en la Ciudad Condal de estos pasajeros, a los que tuvo que reubicar en otros vuelos para que llegasen a su destino, con el coste añadido que supuso.
Además, otro de los expedientes ha sido abierto porque un piloto no se presentó en un vuelo "sin avisar ni justificar la ausencia" y uno tercero se debió a un que un comandante se negó a hacer un embarque alegando que el aeropuerto no estaba operativo.
La empresa ha advertido a los pilotos de que seguirá investigando cada una de las actuaciones irregulares o injustificadas que provoquen retrasos, pases de actividad o desvíos. Además, investiga las causas de cada baja y cualquier acción o incidencia susceptible de ser premeditada y que haya supuesto la alteración del programa de la compañía, para actuar contra sus promotores.
Desde este mediodía permanecen reunidos la dirección de Iberia con el SEPLA para avanzar en las negociaciones del Convenio, que quedaron estancadas a finales de noviembre.
Fuentes de Iberia han destacado que en las últimas reuniones negociadoras no había problemas en las cuestiones salariales, las dietas o la productividad, pero la pretensión de los pilotos de un nuevo régimen disciplinario distinto del resto de los trabajadores congeló la negociación.
Para el SEPLA es un problema de seguridad, ya que en todas las compañías la máxima autoridad la tiene el comandante y, en su opinión, la empresa la quiere rebajar por las presiones que sufren los pilotos cuando deciden no volar, por considerar que el avión no está en condiciones.
La compañía lo niega y asegura que la seguridad nunca ha estado en cuestión y ha dicho que, además del asunto disciplinario, el problema es que los pilotos quieren intervenir en las decisiones estratégicas de la empresa.