Santero, en declaraciones a RNE, ha recordado que General Motors no es un interlocutor nuevo. "Las conversaciones que hemos tenido con ellos siempre nos han parecido tranquilizadoras", ha añadido la responsable de Industria.
Tras reiterar que el Ministerio considera el acuerdo con Magna, que contemplaba la supresión de 900 empleos en Figueruelas, como un "mínimo razonable", ha insistido en que la decisión de General Motors ha sido "una sorpresa", aunque en Industria sabían que el proceso de venta era "extremadamente complejo".
A su juicio, en el origen de la decisión de General Motors de revocar la venta de Opel está la carta que la Comisaria de Competencia, Neelie Kroes, remitió al presidente de General Motors, Fritz Henderson, pidiendo que reconsiderara la situación.
Ahora, Santero espera que General Motors presente una propuesta global, a partir de la cual empezarán a plantear las repercusiones para cada uno de los países en los que Opel está presente. Por consiguiente, la situación será diferente a la planteada con Magna, en la que se eligió a Alemania como coordinador.
"Pedimos explícitamente al Gobierno alemán que fueran ellos los líderes de la operación de financiación que iba a acompañar a la venta", ha añadido la secretaria de Industria.
En la misma línea, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, afirmó el pasado jueves que "España no está dispuesta a volver a la casilla de salida", tras conocer la decisión de General Motors.
La planta española podría salir incluso mejor parada con la nueva decisión de General Motors, informan César Urrutia y Javier Ortega.
Mientras, en Alemania los trabajadores de Opel -unos 55.000- han realizado este jueves paros y manifestaciones en las plantas de todo el país. Los empleados de este país temen salir perjudicados por la decisión de cancelar la venta a Magna.