Francisco Jardón, presidente de ASELIP, ha mostrado en conversación con Libertad Digital la profunda preocupación y los graves problemas que la situación económica del Ayuntamiento de Madrid les está causando: "Llevamos 12 meses sin cobrar" y la deuda acumulada es "de unos 500 millones de euros", si bien desde el ayuntamiento la cifra que se reconoce es de "sólo" 296 millones.
Hay que reseñar que estos 500 millones no se computan dentro de las cifras oficiales de deuda municipal, ya que por el momento sólo son considerados como morosidad. Así, si la deuda del Ayuntamiento de Madrid está en unos 7.000 millones a esa cifra habría que añadir estos 500 y, en su caso, los de otras contratas similares que pasen por una situación parecida.
Se da la circunstancia, además, de que el año pasado Gallardón recuperó no sin una fuerte polémica la "tasa de basuras", es decir, el impuesto por la recogida de basuras que los madrileños pagaban años atrás y que se había integrado dentro del Impuesto de Bienes Inmuebles. De hecho, esta integración era una de las razones que se esgrimían para justificar la escandalosa subida del IVI en los últimos años.
La nueva "tasa de basuras" hizo pagar a los madrileños por primera vez a finales de 2009 por el impuesto correspondiente a este año 2010. Por el momento se desconoce el destino de los millones de euros (la tasa rondó una media de unos 100 euros por cada vivienda y debían abonarla también los locales comerciales e incluso las plazas de garaje) recaudados por este concepto, pero los recibos del 2011 ya están llegando a los hogares de Madrid.
Situación dramática
Por supuesto, el asunto es dramático incluso para compañías importantes como Dragados, FCC , ACS o Ferrovial, que ya no pueden resistir más: "Hemos tocado fondo, las grandes empresas también tienen un límite".
Jardón recuerda que pese a las dificultades, "hasta el momento" sus empresas "no han dejado de cumplir: esta nómina de septiembre sería la primera que no se pueda pagar" y todavía "se están haciendo gestiones" para conseguir el dinero.
El propio Ayuntamiento parece estar haciendo también sus propias gestiones, según "consta" a Francisco Jardón que se muestra compresivo con el "momento por el que está pasando todo lo municipal", pero también recuerda que "hay ayuntamientos como el de Barcelona, que están pagándonos a treinta días".
Ecuanimidad en el impago
La morosidad del ayuntamiento no reconoce diferencias y, por el contrario, demuestra una ecuanimidad digna de mejor empeño: según Jardón se han dejado de pagar todas las contratas por igual: tanto las de limpieza viaria (lo que serían los populares barrenderos), como las de recogida de basuras, las de jardinería y las correspondientes a "tratamiento y eliminación", es decir, la llegada de la basura a los vertederos, su reciclaje y su incineración.
Por el contrario, al menos de momento las empresas están tratando de que sólo se vean afectados los trabajadores de las partidas que pueden incidir menos en la vida de los madrileños: "Por ahora sólo se dejarán de pagar – si no se encuentra una solución antes – las nóminas de los trabajadores de limpieza viaria y jardinería".
Mientras tanto, desde el consistorio madrileño no se han dado explicaciones de ningún tipo, "los ayuntamientos no avisan cuando van a dejar de pagar" y tampoco se ha ofrecido un horizonte temporal en el que los problemas puedan solucionarse: "Hubo reuniones a lo largo del verano en las que se nos dieron buenas palabras" que hasta el momento no se han concretado nada.
Según Jardón el consistorio confiaba en la posibilidad de adquirir una nueva línea de crédito para poder pagar (es decir, asumir nueva deuda para gastos corrientes, algo que según el PP nunca había hecho Gallardón) pero finalmente la prohibición legal de adquirir nueva deuda se mantuvo para los ayuntamientos con una situación financiera crítica como el de Valencia o el propio consistorio madrileño, así que a día de hoy las empresas de ASELIP no saben cuando cobrarán y sus trabajadores se ven abocados a ser de las primeras víctimas directas de la nefasta gestión económica de Alberto Ruiz Gallardón.