(Libertad Digital) Poco antes del derrumbe de las torres gemelas las puntocom habían alcanzado su nivel más alto, para derrumbarse en uno de los declives bursátiles y de inversión más llamativos. El atentado fue la puntilla a una economía que había agotado el ciclo. El PIB del primer cuarto del 2001 había cerrado en negativo, y el tercero registró una caída aún mayor. El año siguiente la economía continuaría con un crecimiento languideciente, del que se despertaría de forma abrupta en el tercer trimestre de 2003, con un crecimiento intertrimestral anualizado de casi el ocho por ciento.
Gran capacidad de respuesta
Desde entonces, la economía de los Estados Unidos ha mostrado un vigor que parece haber dejado atrás la herida hecha por los terroristas en el World Trade Centre. Pero al comienzo no se acompañó de aumento del empleo, y todos los rivales del presidente Bush repetían la frase jobless recovery: recuperación sin empleo. Efectivamente, así fue al comienzo. La tasa de desempleo era del 4,9 por ciento el día en que los terroristas hicieron estrellar sendos aviones sobre las dos torres más famosas del World Trade Centre. Desde ese momento el desempleo subió de forma espectacular hasta el 5,7 por ciento al comienzo del siguiente mes, y llegó a alcanzar el 6,4 en mayo de 2003, una tasa notablemente alta para la economía estadounidense.
Pero a partir de entonces, la tasa de desempleo no ha dejado de caer hasta junio de 2006, cuando alcanzó el 4,6 por ciento. Una de las claves de esta recuperación ha sido su política fiscal, que ha rebajado notablemente los tipos impositivos. El premio Nobel de Economía Edward Prescott es uno de los que ha apoyado esta política de George W. Bush, entre otros motivos porque las rebajas impositivas aumentan la renta después de impuestos, y con ella el incentivo para aumentar la oferta de trabajo.
Alan Greenspan
Otro de los factores de la recuperación ha sido la dramática rebaja de los tipos de interés operada por la Reserva Federal, con Alan Greenspan en la dirección de la institución. Del 3,75 por ciento cuando se produjo el atentado, Greenspan rebajó hasta en siete ocasiones los tipos de Interés hasta el uno por ciento, que se mantuvo de junio de 2003 a junio de 2004. Antes de que concluyera 2001, el tipo marcado por la Fed estaba en el 1,75 por ciento. Como respuesta a la visible mejora de la economía estadounidense, la Reserva Federal ha ordenado desde entonces 17 subidas de los tipos hasta el 5,25 actual.
Precisamente esa inyección de liquidez puede traer problemas más pronto que tarde. Ha provocado un déficit exterior enorme, que se combina, además, con un déficit público también muy alto. Los consumidores estadounidenses se han endeudado con el exterior para mantener su nivel de vida, y ello ha sido posible porque se sigue confiando en el valor del dólar. Pero el necesario endurecimiento de la política monetaria ha frenado el desbocado endeudamiento estadounidense que no se compensaba con un aumento del ahorro, que han tenido que “importar” del resto del mundo.
Economía global y petróleo
Un nuevo elemento de recuperación de la economía estadounidense es el camino que ha tomado la del conjunto del mundo. Con India y China asombrando al mundo y Japón en creciente recuperación, la economía mundial se ha acelerado en los últimos años. Especialmente entre los países pobres. Pero esta recuperación, que ha sido notable, puede comenzar a detenerse a partir del próximo ejercicio, pero por razones que son ya ajenas a los atentados sufridos hace cinco años. El secretario general del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, ha alertado sobre que la corrección de la economía mundial podría ser más pronunciada de lo que hasta ahora prevén los analistas.