L D (EFE) Agrega que en el último año, la economía mundial creció en casi todas las regiones del mundo bastante más que lo previsto, salvo en la eurozona, sin que se disparara la inflación. Señala también que el robusto crecimiento económico no ha generado una inflación subyacente significativa del consumo hasta marzo de este año, antes de la escalada de los precios del crudo.
"Esta satisfactoria combinación de circunstancias", de crecimiento y baja inflación, se mantendrá, apoyada por el crecimiento relativamente alto de la productividad en algunos países industrializados, augura el instituto bancario. "Estados Unidos y China fueron dos singulares polos de crecimiento, cuyos efectos positivos se dejaron sentir en Japón y numerosas economías de mercado emergentes, mientras Europa continental continuó a la zaga", apunta el informe.
Subraya también que en EEUU la política fiscal ha sido notablemente expansionista como resultado del incremento del gasto público y de los recortes impositivos, mientras se aplicaba una política monetaria altamente acomodaticia, al recortar al Reserva Federal los tipos de interés hasta el 1 por ciento actual. El instituto se pregunta con qué rapidez EEUU comenzará a aplicar una política monetaria más restrictiva, una decisión que implica comparar las pérdidas previsibles de actuar prematuramente con las de ir demasiado despacio. Los mercados financieros prevén que la Reserva Federal norteamericana aplique una subida de las tasas del 0,25 al 0,50 por ciento, cuando se reúna el Comité Federal de Mercado Abierto los 29 y 30 de junio.
En la eurozona, el déficit fiscal en tres países, incluidas las dos mayores economías, Alemania y Francia, superó el techo del 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, una infracción criticada duramente por los países cumplidores de estas normas, apostilla el banco. Agrega que el déficit de la balanza comercial y de la deuda norteamericana de EEUU y el relativo relajamiento de su política monetaria debilitaron al dólar, motivando la intervención masiva en los mercados de divisas de Japón para impedir una apreciación demasiado rápida del yen contra el dólar y el yuan.
El BPI destaca que la continuada depreciación del dólar fue "la más notable evolución en los mercados de divisas en 2003 y en los primeros meses de 2004", ante todo contra el euro y otras monedas que flotan libremente. Los tres factores determinantes en los mercados de divisas para esta tendencia fueron el creciente déficit por cuenta corriente de EEUU, los diferenciales de los tipos de interés y las intervenciones del banco central nipón para forzar la depreciación del yen. La entidad subraya que existe "un fuerte y desacostumbrado incremento en las actividades generales de los mercados de divisas, causado principalmente por los agentes especuladores", con la notable excepción del mercado de yen-dólar.
Entre el máximo alcanzado en enero de 2002 y febrero de 2004, el dólar se ha depreciado un 43 por ciento contra el euro y otro porcentaje considerable contra otras divisas, como un 30 por ciento frente a la libra esterlina y un 51 por ciento contra el dólar australiano. En cuanto a los mercados financieros, el BPI considera que los inversores recobraron el apetito por el riesgo y que en los mercados bursátiles, este interés ha desencadenado una vigorosa carrera alcista, incluso antes de que empezaran a circular noticias favorables sobre los beneficios empresariales y la economía glo