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ley antifumadores

"Este estanco se cierra por culpa de Zapatero"

El único estanco del municipio de Aliaga (Teruel) se ve obligado a cerrar debido a que la caída de las ventas ha hecho insostenible su negocio.

El único estanco del municipio de Aliaga (Teruel) se ve obligado a cerrar debido a que la caída de las ventas ha hecho insostenible su negocio.

El sector estanquero ha sido el último en sufrir los estragos de la Ley Antitabaco, más conocida como Ley Antifumadores. Debido al aumento sistemático de los impuestos sobre las labores del tabaco y, en concreto, tras la última subida en diciembre de 2010, que encareció el precio de la cajetilla en 30 céntimos, los fumadores ven vaciados sus bolsillos y los propietarios de los estancos están empezando a encontrase con crecientes problemas para mantener en pie sus negocios.

Juan Carlos Buj y su mujer son propietarios del único estanco que existe en Aliaga, un pequeño municipio turolense de alrededor de 400 habitantes. Buj asegura a Libertad Digital que lleva mucho tiempo viendo cómo la presión fiscal sobre el tabaco dispara el precio de los cigarrillos año a año, mientras que su margen de beneficios se mantenía intacto: "Al aumentar el precio del tabaco los clientes compraban al principio menos cajetillas, pero luego se les olvidaba y las ventas no se reducían mucho".

También nota cómo algunos clientes sustituían los pitillos por tabaco de liar, aunque por ser un negocio pequeño y tan sólo disponer entre sus productos de las marcas más conocidas, en su establecimiento no ha crecido de forma sustancial el consumo de "marcas baratas" como ha ocurrido en otros estancos.

Sin embargo, tras la entrada en vigor de la nueva Ley Antifumadores la situación por la que atraviesa su negocio se ha agravado: las ventas han caído aún más, con lo que sus dueños se han visto obligados a tomar la decisión de cerrar.

"La Ley Antitabaco ha supuesto la puntilla para este pequeño negocio", asegura Buj. "Las ventas han bajado mucho, y ya no se puede mantener el estanco abierto porque es inviable". De hecho, este dueño afirma que la razón principal del cese de su negocio es la prohibición de fumar en los bares.

"La gente fuma menos porque en el bar no pueden", aunque también es consciente de que a los hosteleros les ha perjudicado indudablemente la modificación de la norma. "Es la ruina para estancos y bares", afirma. En este sentido, Buj comenta que uno de los dos únicos bares con los que cuenta el pueblo, al que le suministraba el tabaco, ha decidido quitar la máquina expendedora en señal de protesta contra la Ley.

El estanco de esta localidad de Teruel será uno de los primeros en cerrar sus puertas tres meses después de la implantación de una de las leyes contra el tabaco más restrictivas de Europa. "No vamos a hacer ningún pedido más a Tabacalera", advierte. "Sólo estaremos abiertos hasta fin de existencias".

Juan Carlos ha colgado un cartel en la puerta de su estanco con la siguiente frase: "Este estanco se cierra por culpa de Zapatero".

Por otro lado, la reforma de la Ley Antitabaco, que prohíbe sin excepciones el fumar en bares, restaurantes, discotecas, parques, colegios, bingos y casinos amplía de manera escandalosa los puntos de venta de este producto. Después de 5 años sin poder vender tabaco, desde el pasado 2 de enero todas las gasolineras del territorio nacional pueden vender tabaco si así lo desean. De hecho, también podrán hacerlo todos los quioscos y locales destinados a la venta de prensa.

El Bar Alfonso, que se encuentra en este mismo municipio de Teruel, después de observar cómo su facturación caída un 40% por la Ley del Tabaco, se ha sumado a la decisión de muchos hosteleros de deshacerse de su expendedora: "Prohíben fumar, pero fomentan la venta", afirma Sergio, el propietario. "Si a mí me quitan a mis clientes, yo no les voy a beneficiar vendiéndoles el tabaco", en referencia a la cuantiosa recaudación que obietene Hacienda gracias a la venta de cigarrillos.

Sergio tiene que renovar ahora la licencia de la máquina, que le supone un coste de 400 euros cada tres años. Se gastó 3.000 en comprarla y otros 300 euros cuando en 2007 otra modificación de la Ley le obligó a comprar un mando a distancia para limitar la compra de tabaco a los menores. "Nosotros le comprábamos el tabaco al estanco del pueblo y rellenábamos la máquina nosotros mismos. Ahora, me niego a que yo pierda y el Estado recaude" asegura a LD. "Por 15 céntimos la cajetilla no compensa tener expendedora".

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