LD (Europa Press) Esto supone el nivel más alto al menos desde septiembre de 2002, cuando la morosidad se situaba en el 0,430 por ciento y se utilizaban otras normas contables, que fueron sustituidas en junio de 2005 por el Banco de España. Por otro lado, también aumentó la tasa de morosidad en los préstamos para la rehabilitación de vivienda, que pasa del 0,619 por ciento de hace un año al 0,726 por ciento actual.
La AHE explicó que la principal causa de esta evolución al alza de la morosidad (dudosidad es el término empleado por la Asociación) se encuentra en el crecimiento sostenido de los tipos de interés, cuyo efecto acumulado sobre los presupuestos familiares puede estar produciendo tensiones, especialmente entre quienes contrataron sus préstamos en los años 2003 y 2005. A su juicio, a pesar de esta evolución al alza de los indicadores de morosidad, los valores se mantienen en niveles mínimos en comparación con los porcentajes registrados en los mercados americano y europeos.
Las cajas mantuvieron en el primer trimestre un ratio de morosidad hipotecaria del 0,506 por ciento, superior al 0,382 por ciento registrado un año antes, y por encima del ratio de morosidad de los bancos, que se situó en el 0,332 por ciento entre enero y marzo, por encima del 0,321 por ciento registrado en marzo de 2006.
Las cooperativas registraron una morosidad del 0,376 por ciento y los establecimientos financieros de crédito, del 3,257 por ciento. Estos últimos sufrieron el mayor incremento, con un índice casi diez veces superior al de bancos y cooperativas de crédito. La tasa de morosidad de todo el crédito (hipotecario y resto de préstamos) al sector privado se situó en los tres primeros meses del año en el 0,730 por ciento, inferior a la registrada doce meses antes, que fue del 0,745 por ciento, aunque se sitúa por encima del 0,697 por ciento registrado en diciembre de 2006.
Al igual que ocurre en los hipotecarios, las cajas presentan peores ratios de morosidad que los bancos en el conjunto de los préstamos. Así, las cajas tenían catalogados un 0,684 por ciento de su valor como de dudoso cobro, frente al 0,615 por ciento de los bancos. Las cooperativas registraron una morosidad del 0,877 por ciento y los establecimientos financieros de crédito, del 2,539 por ciento.