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¿Está anticipando Bill Gross el tercer plan de estímulo de Bernanke?

Pimco, el mayor fondo de bonos del mundo, reduce a cero su inversión en deuda estadounidense, al igual que hizo antes de la llegada del QE2...

El mercado de la deuda gubernamental ha dejado de ser tranquilo -y hasta aburrido- para ser el centro de atención durante esta crisis. Especialmente, la deuda estadounidense, por la repercusión del dólar como moneda de reserva mundial.

La última sorpresa saltó el miércoles cuando la web de información económica Zero Hedge publicó que el principal fondo de inversión de PIMCO, el Total Return Fund, el mayor fondo de bonos del mundo, había reducido a cero su exposición a la deuda pública de EEUU. Bill Gross, principal director de PIMCO, ya expresó hace una semana sus dudas sobre el mercado de treasuries, ante el fin del programa de compra de bonos de la Reserva Federal, el polémico Quantitative Easing 2 (QE2):

¿Quién comprará los bonos cuando la Reserva Federal deje de hacerlo? Alguien los comprará, y nosotros en PIMCO podríamos estar en ese grupo. La clave realmente es a qué interés y precio, y qué repercusiones puede tener.

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Como se ve en la gráfica, en junio de 2010 PIMCO marcó el máximo en su inversión en bonos gubernamentales (línea azul), con 147.000 millones de dólares. Desde entonces, no ha dejado de vender llegando, actualmente, al nivel más bajo en dos años.

La relevancia no radica sólo en el tamaño de PIMCO. Bill Gross, su fundador, es uno de los inversores con más conexiones en Washington, y durante esta crisis ha anticipado correctamente todas las acciones del Tesoro estadounidense y de la Reserva Federal. Muchos inversores se fijan en los movimientos de su fondo para intentar anticiparse también a las decisiones de los reguladores.

El gran debate ahora mismo se enfoca en el fin del QE2, los efectos que tendrá y la respuesta de la Reserva Federal de EEUU (FED), que aún no ha anunciado si habrá o no un nuevo programa de compras de deuda pública (el QE3), ni cómo lo llevarà a cabo exactamente. La cuestión es que, por el momento, la FED no ha negado tajantemente la posibilidad de poner en marcha un nuevo plan de estímulo monetario. Su presidente, Ben Bernanke, avanzó abiertamente el pasado diciembre la posibilidad de más programas de compras.

El fondo de Bill Gross usó parte de los fondos obtenidos a través de la venta de deuda pública para, a su vez, aumentar la compra de activos hipotecarios -Mortgage Back Securities (línea roja)-. Tal estrategia disparó en el mercado las especulaciones acerca de que el QE3 volvería a apostar por la adquisición de activos hipotecarios. Sin embargo, en los últimos meses Pimco también ha reducido su exposición a estos activos, llevando al fondo a su mayor posición en liquidez en dos años, hasta los 54.000 millones de euros, que equivalen al 23% de su cartera.

Fin del Quantitative Easing 2

Así pues, gran parte del debate sobre el futuro próximo se centra en estos momentos sobre las consecuencias que provocarà el fin del QE2, así como el posible nacimiento del QE3.

El QE2 comenzó a actuar el pasado noviembre. Dicho programa consistió en la compra de un total de 600.000 millones de dólares de deuda pública estadounidense, repartidos mensualmente hasta el fin del segundo trimestre de este año. El primer programa, QE1, iniciado a finales de 2008, incluía también la compra de bonos gubernamentales, pero también de activos hipotecarios (MBS).

La discusión principal se centra en la capacidad del mercado para absorver la deuda que están generando los déficits récord de la Administración Obama. En este sentido, la reacción más previsible es una subida de los tipos de interés de la deuda pública que, en caso de producirse, podría obligar a la FED a ejecutar un polémico QE3 con el objetivo de que el Gobierno de EEUU pueda seguir gastando dinero a su antojo.

El reciente rechazo de Bill Gross a los bonos de EEUU apunta, precisamente a esta posible subida de los tipos ante el fin próximo del QE2. Y es que, el aumento del tipo de interés de los bonos implica una reducción de su cotización (valor nominal), con las consiguientes pérdidas.

De este modo, si nos atenemos a sus actuaciones previas y a las declaraciones antes mencionadas, Gross bien podría estar esperando este futuro abaratamiento de los bonos para, posteriormente, entrar de nuevo en el mercado de deuda pública estadounidense. No obstante, si la FED volviera a ejecutar, finalmente, un tercer plan de compras (QE3), PIMCO podría vender estos bonos de vuelta al banco central con fuertes plusvalías. Este efecto de comprar los bonos para luego colocarlos al banco central fue justo el movimiento que aconteció previamente a la llegada del QE2.

De hecho, este tipo de intercambios entre la FED y los grandes inversores (bancos y fondos) se han convertido en pràctica habitual durante la vigencia del QE2. Es decir, la FED compra a los Primary Dealers la deuda pública que emite el Tesoro de EEUU. Y ello, a pesar de que Bernanke reiteró, por activa y por pasiva, que su intención no era en ningún caso monetizar la deuda del Gobierno. Por ejemplo, la FED compró ayer mismo el 50% de toda la emisión de bonos a 5 años que Washington efectuó hace apenas dos semanas.

Quantitative Easing 3

Para hacerse una mejor idea del impacto del fin de QE2 en el mercado de los bonos del Gobierno estadounidense es importante tener en cuenta su enorme tamaño. Con los programas anunciados hasta ahora, la Reserva Federal está monetizando cada mes alrededor del 70% de toda la deuda emitida por el Gobierno estadounidense.

Oficialmente, se calcula que el déficit público alcanzará los 1,7 billones de dólares, que viene a ser una media de 142.000 millones al mes. Entre el QE2 y las reinversiones del QE1 -programa conocido como QELite-, el banco central estadounidense está comprando entre 90.000 y 100.000 millones de dólares mensualemente. De nuevo, estos hechos son contundentes para desmontar por completo la afirmación de Bernanke de no estar monetizando la deuda del Gobierno.

La cuestión es que, políticamente, la opción de regresar a un presupuesto responsable y austero para controlar el gasto público parece por el momento inviable, así que el fin del QE2 implicaría una inmediata e histórica subida de los tipos de interés de la deuda pública de EEUU que bien podría provocar la quiebra del Gobierno de Washington, según numerosos analistas.

Ésta -la posible bancarrota de EEUU- es, precisamente, la razón por la que muchos expertos están convencidos que la Reserva Federal ejecutará el QE3 y, de hecho, incluso algunos se aveturan ya a afirmar un nuevo y fururo programa a su fin... ¿El Quantitative Easing 4?

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