(Libertad Digital) Las compañías aseguradoras no han tardado en contestar al secretario del Tesoro de EEUU, Tim Geithner, que este mismo viernes daba luz verde a la concesión de ayudas TARP (plan de adquisición de activos tóxicos) del estado a este sector, señala The Wall Street Journal.
Las aseguradoras norteamericanas habían solicitado ser rescatadas el pasado mes de noviembre en pleno estallido de la crisis financiera. Las subprime habían dejado a estas compañías en una situación muy delicada, que se agravó con el endurecimiento de la crisis financiera y el continuo goteo de empresas en concurso de acreedores.
No obstante, pese a la decisión de Geithner, el mensaje que han enviado algunas de estas compañías seleccionadas para ser rescatadas ha sido tajante: “Gracias, pero no gracias”. Ameriprise Financial Inc., una de las aseguradoras de vida que había obtenido la aprobación preeliminar para obtener miles de millones en ayuda federal, dijo el viernes que no aceptaría el dinero. Prudential Financial Inc. se espera que también rechace la ayuda, según fuentes conocedoras de la operación.
Otros dos, Allstate Corp y Principal Financial Group Inc., han contestado con tibieza. Cada empresa ha señalado que ha crecido en los mercados cerca de 1.000 millones de dólares. Es decir, que por un lado quieren demostrar fortaleza. Pero, en cambio, mantienen que querrían aceptar la ayuda del TARP.
Las dos firmas restantes, Hartford Financial Services Group Inc. y Lincoln Nacional Corp., han mostrado todo su entusiasmo afirmando que se alegran por la noticia. Ambas empresas han visto caer su cotización en más de un 70% desde finales de 2007, por lo que la posibilidad de acceder a 3.400 millones y 2.500 millones de dólares respectivamente, es más que buena.
Esta diferencia en cuanto a las respuestas da una idea de la dificultad que entraña la decisión de recurrir a la ayuda del TARP. Por otro lado, las circunstancias han cambiado mucho desde que estas mismas firmas solicitaron la ayuda al Estado, el pasado mes de noviembre.
La decisión de aceptar el rescate puede entrañar un duro golpe ya que, como dice Andrew Kligerman, un analista de seguros de UBS, "una compañía no acepta dinero del TARP a no ser que se encuentre en una posición de debilidad. Este dinero no es el que más felicidad aporta del mundo, precisamente".
No obstante, los rumores sobre el rescate impulsaron las acciones del sector asegurador hacia el final del periodo de cotización este jueves, después de que el Tesoro aprobase las ayudas a las compañías de seguros.
El caso es que durante el pasado otoño muchas de estas compañías hicieron importantes esfuerzos para poder cumplir los requisitos del Tesoro y dieron pasos para convertirse en proveedores de productos de ahorro o en holdings bancarios. Y lo hicieron por una buena razón, las compañías estaban quebrando debido a la presión de las anualidades variables de su negocio (valores vinculados a la bolsa) y las pérdidas en las inversiones.
En cambio, ahora las condiciones del mercado han cambiado y se ha hecho relativamente más fácil para algunas empresas, impulsar la venta de acciones o pedir prestado a inversores privados.
Este jueves, el tesoro de EEUU daba luz verde al rescate de las compañías aseguradoras. Una decisión que, según el portavoz de la institución Andrew Williams no se basaba en una preocupación real de que exista un "riesgo sistémico" sino para "invertir en la salud de los bancos para que sean viables y sirvan a las comunidades a lo largo del país. Ellos conocen el criterio y nosotros pensamos que hubiera sido un error excluirlos".
Las aseguradoras de vida son los inversores más potentes en el mercado de bonos. Por este motivo, el Tesoro estima ahora que si gozan de buena salud, pueda inyectar algo más de confianza a los inversores.