Así lo asegura un estudio de la firma Nomura acerca del sistema financiero español, del que se desprende que los test de estrés alumbrarán algunas debilidades en determinadas entidades pero tendrán un efecto positivo sobre la imagen del sistema en general.
"Esperamos que las cajas de ahorros requieran capital adicional después de test de estrés. Sin embargo, consideramos que el marco para llevar a cabo una reestructuración y recapitalización sustancial del sistema financiero español ya está en marcha", dice la firma, en alusión al FROB.
Nomura indica además que, a la luz de sus stress test a los principales bancos cotizados españoles, la publicación de estas pruebas, "podría ser positiva para la percepción del mercado respecto al riesgo en España y para bancos como Santander y BBVA".
Además de las conclusiones que se deriven las pruebas de estrés, la publicación de los resultados semestrales también podría tener un resultado positivo para la gran banca española, para los bancos con gran capitalización bursátil.
El miedo supera a la realidad
Por otro lado, el informe apunta que los temores sobre falta de liquidez siguen siendo un problema para España, aunque "los datos del Banco Central Europeo (BCE) sugieren que la percepción de los mercados podría ser peor que la realidad".
Nomura destaca que, aunque parte del sistema financiero español se está viendo sometida a una elevada presión derivada del actual estrangulamiento de la liquidez, los temores de los mercados no se ajustan a los hechos.
En este sentido, destaca la capacidad de las entidades comerciales de aumentar su base de depósitos minoristas, tal y como pone de manifiesto el incremento de 20.000 millones de euros en mayo en tasa interanual.
Por contra, la firma de análisis indica que las tensiones de liquidez que padece el sistema financiero español ponen el acento en los riesgos que afronta España y siguen siendo una fuente relativa de debilidad.
A escala nacional, Nomura pronostica que se mantendrá la presión sobre los ingresos y provisiones del sistema financiero español, lo que limitará cualquier mejora real sobre las perspectivas de rendimiento de los bancos españoles que centran su negocio en el mercado doméstico.