Aprovechando el vacío de poder que vive la CEOE, inmersa en pleno proceso de sucesión, y ante la falta de consenso que existe entre los miembros de la patronal sobre los candidatos que optan a la presidencia de la entidad, Leopoldo Rodés, fundador del IEF, acaba de manifestar públicamente su apoyo a Joan Rosell.
La cuestión es que el caso del Instituto de la Empresa Familiar es especialmente contradictorio. Por un lado, Rodés afirma que "no se entiende que un presidente esté 20 años" al frente de la CEOE, en una clara alusión al fallecido José María Cuevas. Sin embargo, él mismo ejerce como presidente de honor vitalicio del IEF, y lleva ya 18 años en el cargo. Y, a la vista de los hechos, muy activo y sin visos de retirarse.
Pero la contradicción se agranda aún más al comprobar que desde el IEF nunca se ha criticado al propio Joan Rosell, que lleva otros 15 años al frente de Fomento del Trabajo, ni tampoco a Jordi Pujol por sus 20 años como presidente de la Generalidad de Cataluña.
Por otro lado, si bien el IEF actúa bajo el manto de una apariencia nacional, haciendo gala del magnífico nombre de un numeroso grupo de empresarios de fuera de Cataluña, la vinculación de Rodés al nacionalismo catalán no viene sólo por la estrecha relación de colaboración con Pujol y Maciá Alavedra -ex alto cargo de la Generalidad con Pujol y vinculado al caso Pretoria- en la creación del IEF, sino también por hechos expresos como el apoyo al Estatuto de Cataluña realizado en agosto de 2005 con la carta titulada Volem un nou Estatut, en la que destacados empresarios del IEF, con Rodés a la cabeza, comparecían para apoyar la reforma estatutaria.
Además, Rodés reconoce ahora la importancia de que se haya eliminado el Impuesto sobre el Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. Sin embargo, hay constancia de la rotunda oposición del IEF a mejorar las ventajas fiscales que se otorgaron a la empresa familiar en dichos tributos en 1996, con el primer Gobierno de José María Aznar.
Por el contrario, fue la Asociación Madrileña de la Empresa Familiar (AMEF) en 2002, y no el IEF, la que abogó por tales reducciones fiscales mediante un estudio, actualizado en 2006, a raíz de la eliminación del Impuesto de Patrimonio en Suecia y Finlandia. El IEF consideró que no se debía avanzar más en el campo impositivo y ambas instituciones se desvincularon.
En este mismo ámbito, tras la práctica supresión de dichos impuestos por parte de la Comunidad de Madrid, bajo la presidencia de Esperanza Aguirre, el IEF llegó a proponer públicamente en 2008 que se unificara el tratamiento en Sucesiones y Donaciones a nivel nacional, criticando así la competencia fiscal entre autonomías, en claro perjuicio para las empresas y familias madrileñas.
Curiosamente, confiado en la victoria de CIU, Rodés da ahora por hecha la reforma de Sucesiones y Donaciones en Cataluña, cuyo tratamiento a día de hoy es uno de los peores de España. Y ello, pese a que el IEF no ha criticado la labor del actual tripartito catalán en materia tributaria.