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Los alimentos explican la brecha de precios de España con la UE

La brecha que separa la inflación de España con la del resto de socios de la Eurozona no es consecuencia directa de factores externos, tal como sostiene el Gobierno. La diferencia entre las subidas de precios en el entorno de la Península Ibérica y la de los demás países que comparten la divisa comunitaria se explica, junto con el repunte de la energía, por el importe de los alimentos. Los españoles sufren más el encarecimiento de los alimentos que el resto de los europeos.

La brecha que separa la inflación de España con la del resto de socios de la Eurozona no es consecuencia directa de factores externos, tal como sostiene el Gobierno. La diferencia entre las subidas de precios en el entorno de la Península Ibérica y la de los demás países que comparten la divisa comunitaria se explica, junto con el repunte de la energía, por el importe de los alimentos. Los españoles sufren más el encarecimiento de los alimentos que el resto de los europeos.
LD (Lorenzo Ramírez) Además, de caracterizarse por presentar un mayor peso relativo en la cesta de la compra española y, por tanto, una mayor ponderación en el índice que mide la inflación comunitaria (IPCA), los precios al consumo de los alimentos se distinguen en España por registrar avances reiteradamente superiores al promedio del área del euro, según revela el informe sobre consumo y economía familiar que elabora Caixa Catalunya.
 
Una característica particular de la economía española es su notable resistencia a la baja, con un crecimiento que tan sólo en momentos puntuales ha llegado a situarse por debajo del 3% en los últimos años. De esta forma, “la inflación en alimentos en España supera de forma sistemática a la de la Eurozona”, explica la entidad financiera catalana.
 
 
La razón estriba en que el sistema de precios nacional responde a las coyunturas alcistas de forma distinta que el resto de estados comunitarios, lo que se puso de manifiesto en la recta final de 2007.
 
Entre el tercer y cuarto trimestre del pasado año, la tasa de inflación alimentaria española creció más del doble, con un incremento del 6,3 por ciento al cierre del ejercicio, frente al repunte más moderado registrado en la Eurozona, del 4,2 por ciento.
 
El diferencial de crecimiento de los precios de los alimentos entre ambas regiones paso de los 0,8 puntos de finales del tercer trimestre a los 1,9% de principio de 2008.
 
Por lo tanto la brecha se acentúa, ya que el informe de la entidad financiera explica que la diferencia de inflación se ha mantenido, en el período 2003-2007, en torno a un punto porcentual. "El crecimiento medio anual del IPCA ha sido del 3,2% en España, frente al 2,2% en la Zona Euro", señala el estudio.
 
Según Caixa Catalunya, en España los alimentos han aportado 0,8 puntos porcentuales a la inflación media anual en el período 2003-2007, que ha sido de un 27 por ciento, mientras que en el área del euro han aportado 0,2 puntos del total de la inflación media, de un 10 por ciento.
 
Falta de transparencia
 
La explicación de esta evolución, según la caja de ahorros, se encuentra en primer lugar en la composición de la cesta de consumo, ya que en España el gasto en alimentos mantiene un peso más elevado con respecto a la Eurozona sobre el total de las compras.
 
La segunda causa es la dinámica de precios de los alimentos, dado que la tasa media anual de evolución de precios se situó en España en el período 2003-2007 en el 3,9%, frente al 1,8% de la eurozona. La falta de transparencia de la distribución es una de las principales explicaciones de este fenómeno, ya que los precios de los alimentos no elaborados en origen no están reflejando el incremento de costes que sufre el sector por la subida del precio de los productos derivados del petróleo (combustibles, piensos, fertilizantes, etc).
 
Por todo ello, las asociaciones de consumidores y de agricultores y ganaderos reclaman una ley que regule los márgenes comerciales, mientras que las empresas reclaman una liberalización profunda de los horarios comerciales, con el objeto de aumentar la eficiencia y reducir costes, todo ello a través del aumento de la competencia en el sector.

Los datos de las asociaciones agrarias son suficientemente elocuentes. La tabla de precios que elabora la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos refleja que los precios de los alimentos son un 400% más caros en las tiendas que en el campo, con casos especialmente llamativos como el de la sandía (617%), las aceitunas (830%) o el melocotón amarillo (614%).

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