La reforma de las pensiones que este viernes aprobará el Consejo de Ministros (aunque para que sea efectiva tendrá que ser ratificada en el Congreso de los Diputados) comienza a tener perfilados sus principales detalles. Se ampliará la edad de jubilación a los 67 años, aunque se podrán retirar a los 65 los que tengan 38,5 años cotizados. También aumenta el período de cálculo de la base de cotización, de 15 a 25 años, y se retrasa a los 63 años el momento para acogerse a una jubilación anticipada.
Sin embargo, no ha sido hasta este jueves cuando se han conocido dos de las novedades más curiosas que introducirá la normativa. Según informa El País, cuidar hijos y ser becario podría servir para añadir hasta dos años a la vida laboral de un trabajador. Al parecer, éstas serían dos condiciones que habrían arrancado los sindicatos al presidente en su reunión del miércoles noche, en la que se perfiló el acuerdo que los agentes sociales firmarán con el Gobierno el próximo 2 de febrero.
Las dos cuestiones se han vendido como un paso adelante en el sistema de protección social. ¿Qué puede haber de malo en permitir que los becarios y las madres amplíen sus años cotizados? Sin embargo, una mirada algo más atenta a la cuestión deja algunas dudas bastante inquietantes.
Los becarios: ¿más paro o menos sueldo?
La primera pregunta tiene que ver con los becarios que, a partir de ahora, podrán cotizar sus dos primeros años en esta condición. El texto definitivo se conocerá mañana, pero las informaciones ya dan esta cuestión como segura. La única duda es saber si será obligatoria o no. Pudiera parecer que es un gran avance puesto que esto hará más sencillo para los jóvenes actuales acumular los 38,5 años que se han fijado como mínimo para poder jubilarse a los 65 años.
Sin embargo, hay varias matizaciones que hacer. En primer lugar, uno de los problemas de los jóvenes españoles es encontrar trabajo. Nuestro país tiene una de las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo, con cerca de un 40% para los menores de 25 años. Una de las causas más citadas entre los expertos para esta situación es el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Un joven sin formación ni experiencia es una gran interrogante para un empresario: no sabe si es bueno o malo; trabajador o vago; listo o tonto; honrado o deshonesto. Si el Gobierno le impone un sueldo mínimo a cobrar, es posible que la empresa no realice el contrato: simplemente, no va a sacar de ese trabajador inexperto lo que tiene que pagarle.
Para remediar esta situación se crearon los contratos de becarios. En teoría, reproducen la clásica figura del aprendiz, que se instruye en un trabajo a cambio de un sueldo muy bajo (podría decirse que el joven paga una formación que le da la empresa renunciando a parte de su salario). Casi todos los treintañeros españoles comenzaron así su vida laboral. Es una manera perfecta de darse a conocer en el mercado laboral. Sin embargo, ahora Zapatero amenaza con imponer un nuevo coste a los empresarios que contraten a un becario.
Evidentemente, este coste sólo puede reflejarse de dos maneras: o con un recorte de sueldo del becario (la cotización se comerá su ya escaso salario) o con un aumento del paro juvenil (el empresario no le contratará porque ha subido su coste laboral). Y esto es vendido como una gran reforma.
La posibilidad menos dañina sería que fuera opcional, es decir, que el becario decidiera si quiere más sueldo o más cotización. Sin embargo, incluso en este caso, aquellos jóvenes que piensen escoger cotización deberían pensarlo dos veces. Un becario actual, con 25 años, se jubilará como mínimo en 2050. Es evidente que ésta no será la última reforma de las pensiones. Ni siquiera sus partidarios lo sostienen. El Gobierno ya ha admitido que éste es un primer paso, pero que habrá más. Por eso, puede que ahora un becario piense que sale ganando, porque suma más años de cotización. Pero quizás en la reforma de dentro de quince años le digan que ese mini-sueldo de becario contará para determinar la base reguladora (es decir, que hará media con el resto de su vida laboral a la hora de calcular la pensión) o que como el porcentaje de cotización no ha sido el mismo, esos años dejan de contar.
En resumen, que lo más probable es que pierda ahora parte de su sueldo (o que no sea contratado) para cotizar algo más con una reforma que no tiene ninguna posibilidad de seguir vigente cuando él se vaya a jubilar.
Las madres: nueve meses por hijo
La segunda gran novedad tiene que ver con las madres y padres que dejen su trabajo para cuidar de sus hijos recién nacidos. Según la reforma pactada entre Gobierno y sindicatos, podrán sumar nueve meses por cada período de excedencia (no baja maternal) hasta un máximo de dos años. En este caso hay menos dudas que con los becarios. Es simplemente un regalo electoralista del Gobierno que les beneficiará (por supuesto, a costa del resto de cotizantes que no tendrán este beneficio).