Vaya, vaya. Yo también he sido un poco imprudente: confié a la renta variable mis ahorros antes de la crisis financiera y ahora estoy casi arruinado. Pero ni se me pasaría por la cabeza hacer pagar a la sociedad por mis errores, pidiendo ayuda al gobierno. Parece que hemos entrado en la Era de la Irresponsabilidad, en la que todo el mundo exige ser rescatado de la situación a la que les han conducido sus errores. La responsabilidad consiste en afrontar las consecuencias de tus actos, por desagradables que sean, y actuar y tomar decisiones en la vida teniendo siempre en cuenta esa premisa moral básica. Cuando una sociedad pierde ese sentido de la responsabilidad, acaba sucediendo lo que estamos viendo: grupos organizados hacen o pretenden hacer pagar a grupos desorganizados por los errores de los primeros, políticos mediante. Los que han sido prudentes y responsables tienen que sacrificarse aunque no quieran, aunque no tengan por qué hacerlo, aunque no lo merezcan, para que los irresponsables que han tomado decisiones equivocadas salgan del apuro. Se endeuda a las generaciones venideras sin rubor, como en Argentina. Por otro lado, como dice Carlos Rodríguez Braun: "La redistribución no es de ricos a pobres sino de grupos desorganizados a grupos organizados". La política de rescates sigue el mismo patrón. Como parece que nadie quiere quedarse a pagar los platos rotos, pues tonto el último, y que arree el que venga detrás. Esta situación tan injusta y tan irracional sería motivo suficiente para que hubiera una revolución violenta como la que hubo en Francia a finales del siglo XVIII. Y estoy seguro de que no faltarían voluntarios para trabajar a pie de guillotina.