Los inversores parecen desconfiar ya de la calificación de triple A para la deuda pública soberana del Reino Unido, informa hoy el diario Financial Times.
Desde finales de noviembre, señala el periódico, ha aumentado de 0,35 a 0,90 puntos la diferencia entre los intereses que deben pagar Gran Bretaña y Alemania a quienes han invertido en sus títulos de la deuda con vencimiento a diez años.
Los intereses que debe pagar el Reino Unido a los titulares de sus "gilts" están por encima de los que paga Italia por primera vez desde mediados del año 2008.
El Reino Unido tiene que pagar mucho más por el dinero que consigue en los mercados de capitales que otros países que tienen también la máxima calificación crediticia - AAA- como Alemania, Francia o Estados Unidos.
Los intereses que debe abonar Gran Bretaña a quienes invierten en su deuda pública son sólo algo inferiores a los de Portugal, la economía más débil de la zona del euro después de la griega.
El ministerio de Economía insiste en que no se va a bajar, sin embargo, la calificación crediticia del país cuando hay unas elecciones generales previstas para dentro de un par de meses.
Sin embargo, es bien sabido que los movimientos del mercado preceden muchas veces a una eventual rebaja de calificación por las agencias especializadas.
Si bien Standard & Poor's, Fitch y Moody's han indicado que no tienen prisa para recalificar a la baja la deuda soberana británica, las tres agencias han dejado claro que el Reino Unido tiene que tomar medidas urgentes para evitar esa posibilidad.
Según el periódico, hay varias razones por las que Gran Bretaña ha logrado mantener hasta ahora su máxima calificación crediticia pese a la desconfianza de los mercados.
La principal es que la deuda pública soberana de este país tiene un vencimiento mucho más largo que la de otros países.
Así, por ejemplo, Alemania tiene que refinanciar anualmente más o menos uno de cada seis euros de deuda pública mientras que Gran Bretaña tiene que refinanciar sólo una de cada catorce libras.
Eso significa que cuando se produce un incremento de los tipos de interés, los costos del servicio de la deuda británica aumentan más lentamente que en otros países.
La carga que supone el servicio de la deuda en relación con sus ingresos fiscales es también inferior a la de otros países europeos con menor calificación crediticia y la magnitud de la deuda pública británica está alineada con la de otras economías calificadas asimismo como triple A
Los inversores no confían tampoco en la deuda pública británica
Los inversores desconfían ya de la calificación de triple A para la deuda pública soberana del Reino Unido, según informa el diario Financial Times.
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