Don Cristobita es la expresión más cabal del marianismo, enfermedad infantil del gallardonismo.
Lleva este buen hombre una época lamentable. Recuerdo que la primera vez que vi una intervención pública suya, cuando la intervención de Banesto, con ocasión de la comparecencia de Luis Ángel Rojo, me pareció pastelero y bizcochable a más no poder. Luego, quizá para despistar o porque las decisiones importantes las tomaba otro, resultó un buen ministro de hacienda.
Ni un momento más. Le falta decir que el atraco fiscal de Salgado y su señorito es por nuestro bien.