Serra adelantó a la asamblea de la segunda caja catalana, que se celebró este lunes en Barcelona, que no se presentará a la reelección una vez que finalice el proceso transitorio de la fusión con las cajas de Manresa y Tarragona.
Serra será así presidente de la quinta caja catalana sólo durante los meses que se configurarán los nuevos órganos de gobierno de la nueva entidad, con una nueva asamblea que a su vez escogerá un nuevo consejo de administración y un nuevo comité ejecutivo.
La marcha de Narcís Serra coincidirá con la puesta en marcha de la nueva entidad de ahorro, que será la quinta caja de España con un volumen de activos que alcanzará los 81.000 millones. La caja resultante estará dirigida por el actual director general de Caixa Catalunya, Adolf Todó, y su segundo será el director general adjunto de Caixa Catalunya, Jaume Massana.
Narcís Serra llevaba en la presidencia de Caixa Catalunya desde 2005 y accedió al cargo sustituyendo a Antoni Serra Ramoneda, que, como Serra representaba en la entidad a la Diputación de Barcelona, controlada por el PSC.
Durante su mandato, Caixa Catalunya ha tenido que afrontar el estallido de la burbuja inmobiliaria y la actual crisis del crédito y ha sido de las más activas a la hora de buscar una fusión, tal y como recomendaba el Banco de España.
Serra aceptó el fichaje de Adolf Todó como director general en 2008, el cual desde su llegada ha hecho un gran esfuerzo en el saneamiento del balance de la entidad.De las "escuchas ilegales" a presidir una caja
Tras las primeras elecciones municipales democráticas tras la muerte de Franco, Serra fue elegido alcalde de Barcelona en 1979, cargo que desempeñó hasta 1982. Con la victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982 formó parte del primer gabinete socialista que presidió Felipe González como Ministro de Defensa (1982). En este cargo, de dificilísimo ejercicio tras la muy reciente intentona golpista del 23 de febrero de 1981, fue el encargado de modernizar y democratizar las Fuerzas Armadas.
Le correspondió asimismo el papel de modificar la política de su partido en relación a la OTAN, ya que el PSOE se había opuesto al ingreso que estaba preparando el gobierno de Calvo-Sotelo en una conocida campaña (cuyo lema "OTAN, de entrada no" se había popularizado entre la izquierda española), pero debió cambiar su postura en el referéndum que se organizó sobre el ingreso de España en la OTAN, que había sido una de las promesas electorales del PSOE.
En 1991 ocupó el cargo de vicepresidente del Gobierno, cargo que repitió después de las elecciones de 1993 en las que el PSOE volvió a hacerse con el triunfo. Permaneció como vicepresidente del Gobierno hasta su dimisión, junto al ministro de Defensa Julián García Vargas, en 1995, dos semanas después de conocerse que el centro nacional de inteligencia, CESID, había practicado escuchas ilegales a relevantes personalidades de diferentes ámbitos de la vida pública, incluido el rey don Juan Carlos. En 1996 pasó a ser secretario general del PSC, cargo que dejó en 2000. Fue diputado en el Congreso por la circunscripción de Barcelona entre 1986 y 2004.
En 2005 fue nombrado presidente de Caixa Catalunya.