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TESTIGOS SUBPRIME EN EEUU

"Ni en un millón de años pensé que acabaría en una casa de acogida"

Hace tres años el número de desahuciados hipotecarios que acudía a los albergues de acogida para indigentes era prácticamente testimonial. Ahora, el 10% de las personas que acogen estos centros son antiguos propietarios que perdieron su hogar y llevan años durmiendo en el coche.

Hace tres años el número de desahuciados hipotecarios que acudía a los albergues de acogida para indigentes era prácticamente testimonial. Ahora, el 10% de las personas que acogen estos centros son antiguos propietarios que perdieron su hogar y llevan años durmiendo en el coche.

Ya son muchos los analistas que han anunciado el fin del ajuste en el mercado inmobiliario norteamericano, pero lo cierto es que los efectos de este proceso son devastadores. En el verano de 2008, Libertad Digital publicaba uno de los efectos más llamativos y dramáticos de la crisis subprime:  el nacimiento de auténticas ciudades de tiendas de campaña, compuestas en su mayoría por pequeños propietarios que tuvieron que abandonar su casa, merced a ejecuciones hipotecarias o embargos.

Ahora, y pese a que el ajuste parece haber llegado a su fin, descubrimos otra realidad dramática. Según un estudio elaborado por la Coalición Nacional para Personas sin Hogar de EEUU en el último año el 10% de los indigentes sin hogar son personas que perdieron su casa por una ejecución hipotecaria. Hace tres años, este porcentaje no llegaba al 1%.

Así lo recoge New York Times, quien relata como ejemplo, la situación que vive Sheri West, madre de tres hijos, abuela de seis y bisabuela de uno, que se quedó sin casa después de que el banco embargara su vivienda. Los primeros días los pasó en su coche, un Hyundai Sedan, y se aseaba en el antiguo patio trasero de su casa. Luego estuvo viviendo con amigos y ha prolongado esta situación por más de un año.

Ya sin opciones, Sheri West ha tenido que acudir a un refugio de indigentes. Una de esas casas de acogida como la que ella misma regentó años atrás. "Ni en un millón de años hubiera dicho que terminaría en una casa de acogida; Yo era propietaria de uno de estos albergues y ahora vivo en uno".

Un creciente número de estadounidenses que han perdido sus casas están aterrizando en refugios para indigentes, de acuerdo a los grupos de servicio social y un reciente informe de una coalición de defensores de la vivienda.

En Cleveland, el centro católico del West Side donde se refugia la señora West, recuerda que en 2007 no acudió ningún indigente que estuviera en la calle por un embargo hipotecario. En 2008 acudieron dos personas en esta situación y en 2009 ya son cuatro los que acuden por este motivo.

Este comportamiento también se ha observado en albergues de California, Michigan y Florida, donde una combinación de desempleo y la caída de los bienes raíces han generado un endurecimiento de las ejecuciones hipotecarias.

Según el director ejecutivo de la Casa de la Misericordia en Santa Ana, California, advierte que este perfil de usuarios de albergues de personas sin hogar son "familias que nunca antes han necesitado una ayuda como esta y no tienen ni idea de a dónde ir, se sienten humillados y no saben, ni siquiera, qué tiene que pedir".

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