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Obama agradece el apoyo político de los sindicatos con dinero público

Los favores se pagan, también en política. Desde 1990, los sindicatos han destinado más de 667 millones de dólares a financiar campañas electorales en EEUU. El 92% de esta partida sirvió para apoyar al Partido Demócrata. El plan de estímulo económico de Obama beneficia ahora a los sindicatos.

Los favores se pagan, también en política. Desde 1990, los sindicatos han destinado más de 667 millones de dólares a financiar campañas electorales en EEUU. El 92% de esta partida sirvió para apoyar al Partido Demócrata. El plan de estímulo económico de Obama beneficia ahora a los sindicatos.

El presidente de EEUU justificó ante la ciudadanía la aprobación de su plan de estímulo económico (gasto público) con el fin de mantener o crear puestos de trabajo, sobre todo, en la industria automovilística. Sin embargo, el análisis de algunos datos muestra ciertas preferencias a la hora de beneficiar con dinero público a determinados grupos de interés.

Los sindicatos de EEUU han prestado un importante apoyo financiero al Partido Demócrata en las dos últimas décadas. En concreto, desde 1990, los sindicatos han destinado más de 667 millones de dólares a la financiación de campañas electorales. De éstos, 614 millones (92% del total) sirvió para apoyar a candidatos demócratas a la Presidencia de EEUU.

De hecho, los sindicatos gastaron 74,5 millones de dólares en contribuciones a la campaña electoral de 2008, de los que 68,3 se destinaron al Partido Demócrata, favoreciendo, por tanto, a Barack Obama. Es más, los grupos sindicales ya han comprometido cerca de 6,5 millones de dólares para la campaña electoral al Senado de 2010. Los demócratas han acaparado 6 millones de dólares, según un reciente informe del Center for Responsive Politics en Washington, D.C.

Así, es evidente la preferencia política de los sindicatos. Sin embargo, existe reciprocidad. El plan de estímulo de Obama, aprobado el pasado febrero, está dotado con 787.000 millones de dólares. De éstos, cerca de 90.000 millones han servido para ayudar a cubrir el desplome de la recaudación fiscal en los gobiernos estatales y locales, debido a la recesión económica.

La mayoría de este dinero se usará para mantener o incrementar los puestos de trabajo en estos niveles de gobierno, ya que los "políticos parecen no estar dispuestos a reducir los gastos y recortar las nóminas públicas para encarar la disminución de ingresos impositivos", tal y como advierte Richard M. Ebeling, investigador del American Institute for Economic Research.

Curiosamente, el sindicato American Federation of State, County and Municipal Employees (AFSCME, Federación Americana de Trabajadores Estatales, Comarcales y Municipales) ha dedicado 38 millones de dólares a las campañas del Partido Demócrata desde 1990, entregando casi 2,6 millones en la campaña de 2008. Asimismo, los sindicatos del sector público en su conjunto han destinado cerca de 160 millones de dólares a los candidatos demócratas entre 1990 y 2008 (en 2008, unos 6 millones).

Apoyo público al automóvil


Por otra parte, tanto Bush como Obama han gastado más de 70.000 millones de dólares General Motors y Chrysler, las grandes compañías automovilísticas de EEUU, ahora en quiebra. La Casa Blanca ha intentado mantener a flote ambas compañías con dinero público, alegando la necesidad de mantener puestos de trabajo en un sector que el Gobierno considera "esencial" para la economía norteamericana.

En este ámbito, el sindicato de los trabajadores del automóvil (United Auto Workers, o UAW en sus siglas en inglés) ha donado casi 25 millones de dólares a candidatos demócratas desde 1990 -2 millones de dólares en 2008-.

Además, mientras este grupo ha favorecido claramente al Partido Demócrata, la industria se ha decantado por los republicanos: entre 1990 y 2008 las asociaciones de concesionarios de automóviles han otorgado 67,9 millones de dólares a las campañas electorales presidenciales y del Congreso pero, en este caso, mientras que los demócratas ha recibido el 24% de ese total, los republicanos han acaparado el 76%.

Por ello, según Ebeling, "tampoco debería sorprender que tanto los miembros republicanos del Congreso como los demócratas hayan expresado su preocupación acerca del cierre de cualquier concesionario de GM y Chrysler".

Además, a esta financiación pública extra al sector se suma el programa Dinero por chatarra, puesto en marcha por el Gobierno de EEUU para promover el cambio de unidades de alto consumo de combustible por vehículos más eficientes. La iniciativa consiste en la entrega de un subsidio de 4.500 dólares a quienes cambien sus coches viejos y desde que comenzó a aplicarse a finales de julio se realizaron 457.000 transacciones con un subsidio total de 1.900 millones de dólares.

"Ha sido enormemente exitoso", según señaló el secretario de Transporte, Ray LaHood, la pasada semana al anunciar el fin del programa, que tendrá lugar este lunes. Inicialmente, el Departamento de Transporte había señalado que el programa se aplicaría hasta el 1 de septiembre o hasta que se agotaran los 3.000 millones de dólares asignados para su aplicación.

Tras varios meses de caídas en las ventas, las principales empresas fabricantes de automóviles, incluyendo Ford y General Motors, anunciaron esta semana un incremento de la producción para atender el aumento de la demanda promovida por el programa. Las ventas de General Motors, empresa que acaba de salir de la bancarrota, superaron en unas 60.000 unidades sus propias previsiones.

"Nuestras ventas en los últimos dos meses han excedido nuestros vaticinios en más de 60.000 vehículos, en gran medida por el programa de estímulo", señaló Mark LaNeve, vicepresidente de ventas de GM, informa Efe.

Sindicatos de profesores


Por otra parte, la Administración Obama también se ha comprometido a conceder una mayor financiación a la educación pública, en lugar de apoyar la elección libre de centros mediante cheques escolares a las familias con rentas bajas.

La  Asociación Nacional de la Educación (National Education Association) y la Federación Americana de Profesores (American Federation of Teachers) han destinado más de 50 millones de dólares a los candidatos demócratas desde 1990. Ambos sindicatos apoyan un fuerte incremento de la ayuda federal a las escuelas públicas, y rechazan los programas de cheques escolares.

Además, el Partido Demócrata insiste en fomentar la construcción pública para crear puestos de trabajo, desde renovar escuelas públicas y edificios gubernamentales a mejorar la infraestructura de carreteras y puentes. La Administración Obama ha anunciado su intención de acelerar el gasto federal en estos proyectos en el futuro inmediato.

Pero, "¿es coincidencia que los trabajadores industriales y de la construcción, quienes más se van a beneficiar del gasto federal, pertenezcan a sindicatos que han destinado ingentes cantidades de dinero a los candidatos demócratas para que ganaran las elecciones?" Los sindicatos de este sector han destinado, al menos, entre 150 y 200 millones de dólares a candidatos demócratas desde 1990.

A lo largo de las últimas décadas, los sindicatos han sido defensores incondicionales del Partido Demócrata, tal y como muestra la siguiente tabla, que incluye los donantes sindicales más importantes a las campañas políticas:

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