Los republicanos ya han expresado su oposición al programa de Obama -que sigue a otro de 700.000 millones de dólares (530.400 millones de euros) que el Congreso otorgó al presidente George W. Bush en octubre- por considerar que contiene demasiados gastos innecesarios y pocas inversiones que generen empleo o estimulen la economía.
Mientras que los representantes republicanos han sido muy críticos, los senadores se han mostrado más cautelosos, pero ni un solo senador republicano ha puesto su firma entre los patrocinadores del proyecto de ley.
Las reuniones de Obama con los republicanos apuntan este martes más a bajar el tono de la controversia que a recoger votos, según dijo al periódico The Hill el profesor de ciencias políticas Ross Baker, de la Universidad Rutgers, un conocido académico sobre el Congreso.
"Una cosa es que los republicanos voten contra el proyecto", dijo Baker. "Otra cosa es que la oposición se transforme en un gran carnaval, y eso es lo que Obama quiere evitar", agregó.
El representante republicano Steven LaTourette, de Ohio, dijo el lunes que Obama debe reducir las asignaciones para proyectos que patrocinan algunos legisladores para sus distritos.
Los demócratas sostienen que el proyecto no contiene tales asignaciones -que habitualmente acompañan toda legislación sobre gastos- pero los republicanos replican que el proyecto de ley está redactado de manera que evita la apariencia de una asignación especial.
El jefe de la minoría republicana el Senado, Jon Kyl, dijo que hace tiempo que habían invitado a Obama a hablar con ellos. "No sé exactamente qué es lo que nos traerá, pero estoy seguro de que habrá comentarios, preguntas y una conversación con el presidente", agregó.