LD (Luis F. Quintero) Este miércoles el Instituto Nacional de Estadística ha confirmado los datos macroeconómicos que adelantó la pasada semana el Ministerio de Economía. Estas cifras reflejan un crecimiento intertrimestral del PIB del 0,1 por ciento, sólo una décima por encima del crecimiento de la UE y tres de la Eurozona. Estas cifras reflejan, tal y como adelantó LD, que nuestro país crecerá un 90 por ciento menos de lo que anunció Solbes.
Estos resultados macroeconómicos se deben, entre otras cosas al desplome de la demanda nacional y de la inversión que ha caído por primera vez en 12 años. A esto hay que sumar una fuerte destrucción de empleo, el desplome del consumo y la confianza de los consumidores, así como importantes restricciones crediticias que, acompañadas por un fuerte incremento de la morosidad, comienzan a poner en apuros a algunos bancos y cajas de ahorro españoles.
La expansión de crédito que se ha prolongado durante la última década acabó el verano pasado con el estallido de la crisis subprime en EEUU. Entonces, las entidades financieras internacionales comenzaron a tener recelos a la hora de prestarse dinero y comenzaron a tambalearse los mercados crediticios internacionales. Esto ha derivado en una importante crisis de liquidez que, acompañada de una fuerte inflación, con el barril de petróleo y los cereales disparados, ha dejado sentir sus efectos en las economías de todo el mundo.
Precisamente, como coinciden numerosos analistas, España, junto a otras economías europeas, es uno de los países más vulnerables a la situación actual. El motor de nuestra economía ha sido durante muchos años el sector constructor e inmobiliario, acompañado de tipos de interés muy bajos que aseguraban buenas condiciones de financiación. Este modelo de crecimiento no ha cambiado y ahora sufrimos las consecuencias de aquel estallido de hipotecas basura en agosto de 2007 en Estados Unidos.
Un año después, para el presidente del Gobierno lo único que no ha cambiado es su residencia habitual en la Moncloa y el moreno que luce durante este mes de agosto. Por lo demás, la situación económica que atravesaba España entonces y la que sufrimos ahora, poco tienen que ver. No obstante, cuando estalló la crisis en EEUU el año pasado, Zapatero dijo, tras una reunión con el Rey en el palacio mallorquín de Marivent el 21 de agosto de 2007 que la crisis en EEUU no afectaría de manera significativa a la evolución de la economía en general y de la economía española en particular.
Un año después, este mismo miércoles, 27 de agosto de 2008, Zapatero ha afirmado que "sería absurdo pensar" que la crisis originada en EEUU no afecte a la economía internacional en general y a la española en particular. Entre las dos declaraciones no sólo ha pasado un año. Mientras la crisis de liquidez arreciaba en los mercados financieros y prestigiosos analistas de las más importantes organismos internacionales y agencias de calificación de riesgos rebajaban sus previsiones de crecimiento para España y advertían del riesgo que corría nuestro sector constructor e inmobiliario, Zapatero preparaba la campaña electoral y restaba importancia a la crisis.
El 6 de septiembre del año pasado, Zapatero afirmaba que España "está preparada para hacer frente a coyunturas como las vividas en las últimas semanas con las turbulencias en el sector financiero y para afrontar los desafíos hipotecarios". Para justificarse argumentaba que "tenemos la tasa de paro más baja de la historia" y que el modelo económico español "es un modelo internacional de solvencia y eficiencia".
El 10 de septiembre de 2007, La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández De la Vega afirmaba que "la economía va bien" porque, según dijo, "los ciudadanos se sienten seguros y con confianza en su futuro individual". Por su parte, Pedro Solbes rechazaba que el problema de las hipotecas basura de EEUU "no afecta directamente a nuestro país".
Más adelante, y en plena precampaña electoral, el 9 de enero de este año, cuando eran ya muy numerosas las voces que levantaban la alarma sobre la llegada inminente de una crisis económica a nuestro país cuyos efectos se reflejaban en las cifras macroeconómicas, Zapatero se desmarcaba llamando "antipatriotas" a quienes generaban, según decía, "alarmismo injustificado en la Economía". Aquel mismo día, horas más tarde, Merrill Lynch alertaba de una caída en la construcción y un nuevo aumento de la inflación, UBS pronosticaba más paro y déficit en 2009.
Unos días después, el 14 de enero, Zapatero no sólo volvía a negar la crisis económica sino que llegaba a apostar porque España superaría a Francia en renta per cápita. Fue durante su extensa entrevista con Pedro J. Ramírez para el diario El Mundo. El director del rotativo preguntó al presidente pro la crisis a lo que Zapatero contestó que "es una falacia, puro catastrofismo, estamos creciendo por encima del 3 por ciento o al 2,8".
Tras ganar las elecciones, a las que concurrió con unas previsiones de crecimiento superiores al 3 por ciento y con la promesa de lograr el pleno empleo en la presente legislatura, Zapatero se niega a hablar de "crisis" durante la sesión de investidura el 8 de abril. Ahora bien, después de ganar las elecciones, culpó a EEUU y su crisis subprime (la que en agosto de 2007 no nos iba a afectar) de lo que llamaba fuerte desaceleración. También culpó al PP por la guerra de Irak y el alto precio de los combustibles.