Tras el estallido de la crisis (la excusa fueron las hipotecas subprime en USA, pero podía haber detonado por otros muchos problemas que aquejan al sector), el sector financiero procedió a restringir el crédito de forma generalizada y a concentrarse en gestionar la dudosa viabilidad de miles de operaciones que tenían, y tienen, en sus balances.
Tras tres años de darle vueltas y vueltas al asunto, poco hemos avanzado. Les hemos seguido el juego a las entidades, cuyo discurso es y será siempre el mismo: necesitamos tiempo, con tiempo podemos arreglar esto... Pero tiempo es, precisamente, lo que no tenemos.
Es por ello que se debería de abrir el debate acerca de qué hacemos con nuestro sector financiero, afectado de necrosis generalizada. A nivel global, se han propuesto muchas soluciones, inspiradas en las escuelas de pensamiento de cada autor, y de la ideología y puntos de vista de cada uno: rescates indiscriminados, hipótesis de "banco malo", hipótesis de "banco bueno", fondos de capitalización, nacionalizaciones...
Hoy nos centraremos en una de ellas, aplicando una serie de variantes, el de la hipótesis de "banco malo". Mediante esta figura temporal, el Estado concentra en una institución los activos tóxicos del balance de su sistema financiero, disminuyendo las necesidades de capitalización y dando salida de manera ordenada en el tiempo a dichos "activos". Si la operación se gestiona bien puede ser, incluso, rentable para el Estado.
En España, la figura que podría desempeñar dicho papel es el ICO (Instituto de Crédito Oficial); en su momento, el Gobierno decidió crear el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), en el que supuestamente las entidades, especialmente las Cajas de Ahorros, se apoyarían para realizar sus procesos de concentración y sanear sus balances.
La realidad ha sido muy distinta, los procesos de fusión se han realizado en su mayoría mediante una figura jurídica denomina SIP (Sistema Institucional de Protección, ¿protección frente a quién?) que, en realidad, son fusiones a medias mediante las cuales cada Caja mantiene sus Consejos (y sus poltronas), y lo único que tienen en común cada cortijo es que emiten deuda en conjunto. Una ley fundamental de la especialidad de fusiones y adquisiciones es que si tienes una empresa mala y la fusionas con otra de iguales características obtienes una fusionada quebrada al cuadrado.
El fiasco de las fusiones frías
En vista de esto, el mapa de Cajas de Ahorros que estamos alumbrando es un rosario de cadáveres financieros, inoperantes por la proliferación de cúpulas de mando, dependientes del FROB y cuyo único interés es esperar hasta el 2012, fecha mágica en la que prescriben temas "delicados" anteriores al 2007, para que sus consejeros puedan entonces pasar a su retiro dorado, sin la ansiedad de tener que acabar en el banquillo (de los acusados).
Dicho mecanismo ha sido alumbrado con la ágil y presurosa colaboración entre PP y PSOE en la reforma de la Ley de Cajas de Ahorros. Hay que esconder la basura debajo de la alfombra hasta entonces, cueste lo que cueste.
Pues bien, más pronto que tarde, nos veremos obligados a meter mano en este desbarajuste, probablemente por imperativo externo, con lo que no sería mala idea comenzar a discutir posibles soluciones, y esto nos lleva a la que discutimos hoy, una entre muchas posibles.
"Banco malo"
Es difícil justificar ante los ciudadanos el reguero de millones que reciben las entidades, mientras ellas mismas cierran en grifo del crédito y aplican unos márgenes fenicios. Bastante más comprensible para los españoles sería la aplicación de una figura (ICO), en la que integrar a cualquier entidad que pida un solo céntimo de dinero público, con las siguientes condiciones:
1. Integración temporal tutelada por el Estado, con la finalidad de armar un proceso de fusión basado en criterios de viabilidad y eficiencia (no políticos), proporcionarle ficha bancaria, y una vez estabilizada, regresar al mercado privado, que es donde tiene que estar.
2. Luz y taquígrafos: puesto que los españoles tenemos que poner ahí dinero de nuestros impuestos, cada entidad integrada en el ICO debe de ser auditada hasta el último céntimo, con las correspondientes consecuencias civiles y penales a que haya lugar, todo ello bajo el escrutinio de la opinión pública. Esto no es especialmente difícil, sólo hay que dejarles hacer su trabajo a los inspectores del Banco de España.
3. Inmuebles en balance: no hay que ser un genio de las finanzas para darse cuenta de que una buena parte del atasco financiero que sufrimos se lo debemos a la ingente cantidad de inmuebles (y con ellos de capital inmovilizado), que el sistema financiero acumula en sus balances. Una vez auditada cada entidad, y decidido el proceso de fusión, se debería de proceder a liquidar dichos inmuebles mediante el vehículo más adecuado en cada caso (sale & lease back, VPO, VPA, alquiler con opción a compra...).
4. Nuevo crédito: aquí no podemos pedir milagros, hay entidades que no pueden conceder apenas nuevo crédito, aunque quisieran, ni establecer márgenes razonables, pues el mercado manda. Los primeros interesados en que no surja una figura como la propuesta aquí es la banca, pues tendría enfrente un monstruo público que les haría la competencia, obligándoles a rebajar márgenes y liquidar inmuebles. Eso sin contar con que, probablemente, hay bancos españoles que a no mucho tardar tendrán que acogerse a una figura de este tipo.
5. Carácter temporal: la figura aquí propuesta debería de ser en todo caso de carácter temporal, como vehículo de salvamento-inspección-capitalización-liquidación de activos tóxicos-fusión-puesta en mercado.
6. Finalmente, si las cosas se ponen realmente feas en los mercados internacionales, siempre tendremos el recurso de vender parte de estas entidades a nuestros acreedores extranjeros, en pago por nuestras deudas, abriendo así , de una vez por todas, el mercado financiero español a las entidades europeas, y poniendo fin al monopolio patrio de la banca.
Se avecinan tiempos de cambio, nuevos problemas requieren nuevas soluciones, y la aquí expuesta es una de muchas posibles, en cualquiera de los casos, algo tenemos que hacer con nuestro sistema financiero, y pronto.
Les dejo por hoy, con una nueva cita, este vez para nuestros políticos:
Cuando se trata de dinero todos son de la misma religión
François Marie Arouet Voltaire
Sean buenos...si pueden.