L D (EFE) El jefe del Gobierno avanzó al grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD) las líneas maestras de su ambicioso plan, cuyo objetivo prioritario es reducir los costes laborales en Alemania y que incluirá recortes en las prestaciones del desempleo y en la seguridad social. La coincidencia sobre la necesidad de una reforma es total tanto entre el Gobierno y la oposición como entre patronal y sindicatos. Sin embargo, no todos están de acuerdo con Schroeder en "cómo" se pretende sacar del estancamiento a la economía y el "dónde" se recortará, entre otras cosas para bajar el listón de los costes laborales.
Se da por sentenciada la práctica equiparación entre el subsidio a los parados crónicos y el auxilio social, como parte de una reforma laboral orientada a "animar" al desempleado a reincorporarse al mundo laboral, en lugar de estancarse en la zona del desempleo. Más allá de este capítulo -ya acordado por los roji-verdes-, se estudia la posibilidad de recortar el periodo de plenas prestaciones a los parados, de los actuales 32 meses a 18 o incluso 12, según asegura el diario "Die Welt", que cita fuentes gubernamentales.
En el penúltimo episodio de filtraciones, se habla de un plan de ayuda a la reforma de la vivienda para dinamizar el maltrecho sector de la construcción, de 7.500 millones de euros. Las administraciones locales recibirían asimismo una inyección financiera de 2.000 millones de euros para paliar el estado de semibancarrota que ahoga a grandes y pequeños municipios.
Schroeder tendrá que afrontar las difíciles reformas sin los agentes sociales, tras fracasar la reunión en Cancillería entre patronal y sindicatos, de la que el jefe del Gobierno esperaba conseguir la reactivación del denominado Pacto por el Empleo. El canciller puede "ignorar" por el momento a ambas partes -sindicatos y patronal-, lo que no podrá obviar Schroeder es la oposición conservadora, mayoritaria en la cámara alta (Bundesrat), a cuya ratificación deberá someter este viernes todo aquello que afecte a los intereses de los estados federados, sobre todo proyectos fiscales.
Schroeder necesita el máximo consenso para llevar adelante un plan que, ya en su etapa de gestación, ha generado ríos de tinta y filtraciones entre los medios alemanes. Pero antes deberá convencer al ala más tradicionalista del SPD, que ayer recibió con sonoras protestas al ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, cerebro de una reforma laboral que se centra principalmente en los recortes de prestaciones.
Se da por sentenciada la práctica equiparación entre el subsidio a los parados crónicos y el auxilio social, como parte de una reforma laboral orientada a "animar" al desempleado a reincorporarse al mundo laboral, en lugar de estancarse en la zona del desempleo. Más allá de este capítulo -ya acordado por los roji-verdes-, se estudia la posibilidad de recortar el periodo de plenas prestaciones a los parados, de los actuales 32 meses a 18 o incluso 12, según asegura el diario "Die Welt", que cita fuentes gubernamentales.
En el penúltimo episodio de filtraciones, se habla de un plan de ayuda a la reforma de la vivienda para dinamizar el maltrecho sector de la construcción, de 7.500 millones de euros. Las administraciones locales recibirían asimismo una inyección financiera de 2.000 millones de euros para paliar el estado de semibancarrota que ahoga a grandes y pequeños municipios.
Schroeder tendrá que afrontar las difíciles reformas sin los agentes sociales, tras fracasar la reunión en Cancillería entre patronal y sindicatos, de la que el jefe del Gobierno esperaba conseguir la reactivación del denominado Pacto por el Empleo. El canciller puede "ignorar" por el momento a ambas partes -sindicatos y patronal-, lo que no podrá obviar Schroeder es la oposición conservadora, mayoritaria en la cámara alta (Bundesrat), a cuya ratificación deberá someter este viernes todo aquello que afecte a los intereses de los estados federados, sobre todo proyectos fiscales.
Schroeder necesita el máximo consenso para llevar adelante un plan que, ya en su etapa de gestación, ha generado ríos de tinta y filtraciones entre los medios alemanes. Pero antes deberá convencer al ala más tradicionalista del SPD, que ayer recibió con sonoras protestas al ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, cerebro de una reforma laboral que se centra principalmente en los recortes de prestaciones.