L D (EFE) Esta brecha indica, según el estudio, que el crecimiento español se basa más en el empleo de factores y menos en el progreso técnico que en otros países más avanzados. Frente a estas limitaciones del modelo de crecimiento español, la Fundación BBVA recomienda que la economía se especialice en productos innovadores y que seleccione las gamas de mayor calidad de los productos más maduros que exporta.
Además, ha señalado la necesidad de "deslocalizar" la producción, con la creación de filiales en países con costes bajos y el mantenimiento del control sobre actividades más productivas (I+D+i, diseño, logística, entre otros). También ha indicado que la conveniencia de que se "externalice" la producción, con la adquisición de componentes o procesos que por su estandarización no representan un riesgo al comprarlos en vez de hacerlos.
Durante los últimos años, en España se han expandido "con más fuerza" actividades que no aportan mejoras a la productividad al no estar relacionadas con la difusión tecnológica, como la construcción, y ciertos servicios basados en trabajo no cualificado (hostelería, servicio doméstico o cuidados personales, entre otros). No obstante, los países más desarrollados y dinámicos han basado su crecimiento en el conocimiento, mediante la formación y las actividades de I más D más I. Además, mientras el esfuerzo tecnológico de España en 2004 era del 1,07 por ciento del PIB, el de la Europa de los quince, era del 1,95 por ciento.
En este sentido, el estudio señala que la baja productividad española está directamente relacionada con la especialización en sectores maduros, como la industria manufacturera y del automóvil, con los que España tiene "graves problemas" para competir en el exterior. Así, aunque las exportaciones crezcan, el déficit comercial continúa creciendo porque los productos que vende España son de calidad media y baja, mientras que los que compra son de calidad alta, explicó Pérez.
"No es que no corramos, es que no corremos tan rápido como otros" ha dicho, porque otros países " fabrican calidad baja a precios mucho más competitivos que los nuestros". La especialización geográfica de las exportaciones tampoco contribuye a solucionar el déficit, ya que las ventas españolas se centran en la UE, que, "no es un mercado muy dinámico".
De hecho, el 69 por ciento de las exportaciones españolas en 2004 fueron a la UE, cuando esta zona sólo representó el 13 por ciento del crecimiento mundial, mientras que las ventas a Asia, que supuso el 46 por ciento del crecimiento, fueron tan sólo del cuatro por ciento.
Además, ha señalado la necesidad de "deslocalizar" la producción, con la creación de filiales en países con costes bajos y el mantenimiento del control sobre actividades más productivas (I+D+i, diseño, logística, entre otros). También ha indicado que la conveniencia de que se "externalice" la producción, con la adquisición de componentes o procesos que por su estandarización no representan un riesgo al comprarlos en vez de hacerlos.
Durante los últimos años, en España se han expandido "con más fuerza" actividades que no aportan mejoras a la productividad al no estar relacionadas con la difusión tecnológica, como la construcción, y ciertos servicios basados en trabajo no cualificado (hostelería, servicio doméstico o cuidados personales, entre otros). No obstante, los países más desarrollados y dinámicos han basado su crecimiento en el conocimiento, mediante la formación y las actividades de I más D más I. Además, mientras el esfuerzo tecnológico de España en 2004 era del 1,07 por ciento del PIB, el de la Europa de los quince, era del 1,95 por ciento.
En este sentido, el estudio señala que la baja productividad española está directamente relacionada con la especialización en sectores maduros, como la industria manufacturera y del automóvil, con los que España tiene "graves problemas" para competir en el exterior. Así, aunque las exportaciones crezcan, el déficit comercial continúa creciendo porque los productos que vende España son de calidad media y baja, mientras que los que compra son de calidad alta, explicó Pérez.
"No es que no corramos, es que no corremos tan rápido como otros" ha dicho, porque otros países " fabrican calidad baja a precios mucho más competitivos que los nuestros". La especialización geográfica de las exportaciones tampoco contribuye a solucionar el déficit, ya que las ventas españolas se centran en la UE, que, "no es un mercado muy dinámico".
De hecho, el 69 por ciento de las exportaciones españolas en 2004 fueron a la UE, cuando esta zona sólo representó el 13 por ciento del crecimiento mundial, mientras que las ventas a Asia, que supuso el 46 por ciento del crecimiento, fueron tan sólo del cuatro por ciento.