Zimbabue sigue buscando alternativas para mitigar los efectos devastadores que sobre el país está dejando la segunda peor hiperinflación de la historia de la humanidad. Desde que la espiral hiperinflacionista comenzara a tomar tintes desastrosos, la administración ha tomado algunas medidas que no han pasado de convertirse en meros parches incapaces de contener el desastre.
La frenética creación de papel moneda llevó al Ejecutivo que preside el dictador comunista Robert Mugabe a imprimir billetes de 100 billones de dólares zimbabuenses, que al cambio equivalían en aquel momento a 33 dólares de EEUU.
Otra alternativa que tomó el Gobierno, en un intento de mitigar la hiperinflación, fue la de permitir la circulación de divisas extranjeras como moneda de curso legal en el país. Pero la escasez de las mismas condujo a sus habitantes a comerciar con oro. Éstos se veían obligados a decantar agua en los márgenes de los ríos en búsqueda de las preciadas pepitas. Con 0,1 gramos de oro podían comprar una barra de pan.
Según las últimas informaciones, Zimbabue barajaba la posibilidad de integrarse en la Unión Monetaria de Sudáfrica y sustituir el dólar zimbabuense por el Rand (ZAR), y ajustarse a las normas monetarias de esta divisa.
Ahora, el gobernador del banco central del país, Gideon Gono, ofrece otra alternativa: volver a dar vida al dólar zimbabuense referenciándolo al oro. Es decir, restaurar el patrón oro. "Lo que propongo es la reintroducción del dólar zimbabuense, pero totalmente respaldada por los recursos tangibles y disponibles como oro, diamantes y platino, entre otras posibilidades", dijo Gideon Gono.
Por otro lado, el gobernador del banco central de Zimbabue señala que, tras lograr estabilizar la presión hiperinflacionaria, el país "ha vuelto a caer en una grave deficiencia de la demanda que amenaza con ahogar a los sectores más productivos".
Según su análisis, la fuerte inversión extranjera que esperaba Zimbabue nunca llegó, con lo que el castigo a los mercados locales ha sido considerable. "La industria está también al borde de caer en la espiral descendente debido a deficiencia de la demanda", dice Gono.
En cualquier caso, Gono advierte de que la emisión de moneda nacional referenciado a un metal precioso supondría la pérdida de la autoridad monetaria por parte del Gobierno. Para sortear este problema, Gono propone que un organismo independiente evalúe las reservas de minerales y recomiende la cantidad de moneda local que se puede imprimir.
Esto acarrea un nuevo riesgo: que el organismo independiente no resulte tal y vuelva a estar en manos de los antojos de Mugabe, que ya ha visto con buenos ojos la medida.