Ahora, querido lector, acérquese, venga con nosotros. Siéntese alrededor de la hoguera. Le susurraremos al oído las mejores historias, las más rosas, las más intensamente rosas. La pasarela Cibeles de esta semana viene cargada de preguntas.
¿Cuánto vale el peluco de un Príncipe? Este intemporal interrogante percute nuestras neuronas. Resulta que la Princesa participó en la antigua tradición de cuestación a favor de la Cruz Roja. Don Felipe, que ese día quiso recorrer andando el centro de Madrid, visitó la mesa petitoria donde estaba su esposa junto a su hermana Doña Elena. La revista retrata el instante del emotivo encuentro a toda página, con don Felipe cogiendo a doña Letizia del brazo y propinándola un poderoso ósculo real delante de todo el personal. Pero eso hoy no nos interesa. Observen el reloj del Príncipe, que se descubre en el abrazo: aparece enroscado en su muñeca y nos deslumbra. Su blindaje anti-toñas, su sumergible imperturbabilidad, casi parece que marca el tic tac del reloj biológico de los españoles. Recuerde, amable lector: su reloj biológico sigue avanzando.
Turno de Paquirrín, ese titán del cotilleo, maestro del disfraz (su interpretación en Torrente 4 pide a gritos un spin-off), demiurgo del mundo rosa. Resulta que ¿lo saben?, Paquirrín se casa y espera un hijo. Ambas cosas con Jessica Bueno. La pareja es la protagonista de la inevitable sesión de fotos en Hola, donde aparecen incluso jugando al backgammon, el con expresión de "Jaque Mate, te lo dije" y ella a punto de exclamar "¡canastos!". Pero la foto que ha llamado poderosamente nuestra atención es la del trenecito. Isabel Pantoja, Kiko y la joven Jessica se abrazan en una estampa que quiere recordar a La Tribu de los Brady, pero que a nosotros se nos antoja como la verdadera secuela de Psicosis.
Como sabemos que ustedes sienten devoción por el débil, les traemos noticias de Tamara Falcó. En realidad, la hija de Isabel Preysler sueña con ser choni. Siempre quieres lo que no puedes tener. Fíjese en las capturas de la revista Hola, en la que cubre su ajustada falda con un plumas que remite a los mejores momentos de la ruta del bacalao. Las botas con plataforma podrían pulular por cualquier sección de saldos. La excusa, su reencuentro con Tommaso Musini en Madrid y la posible segunda oportunidad que se ha dado la pareja, es un mero mcguffin que en realidad nunca les deberíamos haber revelado, por aquello de que esto no pierda suspense.
El universo es caprichoso. ¿Quién le iba a decir a Cesc Fàbregas que un día de deporte era esto? El futbolista recibió a la inglesa-libanesa Daniella Semaan, de 36 años (doce más que él), recién divorciada de un magnate libio, en la ciudad condal. Y ya saben: entre paseo y paseo, espectacular magreo. Ese día la pasión corrió por Barcelona con el sobeteo diurno de la bella pareja. Semana lo ilustra con fotos. Muchas, muchas fotos. En picado, contrapicado, lateral, frontal, con teleobjetivo... Un reportaje destinado más a satisfacer el despertar sexual del lector con acné que otra cosa. ¿Dónde estás, Superpop?