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Rihanna despliega todo su erotismo en Barcelona

Apareció en escena vestida con una chaqueta, y no tardó en quedarse en biquini. Eligió a un hombre entre el público y bailó sobre él en el escenario.

Apareció en escena vestida con una chaqueta, y no tardó en quedarse en biquini. Eligió a un hombre entre el público y bailó sobre él en el escenario.

Alto voltaje sexual, mucho espectáculo y un público entregado han sido las principales características del concierto que ofreció este miércoles Rihanna en Barcelona, el primero en esta ciudad y uno de los últimos de su gira 'Loud', que la llevará este jueves a Madrid.

La aparición en escena de la cantante originaria de Barbados fue grandiosa. Fuegos artificiales han precedieron a las cuatro pantallas gigantes redondas que se abrieron para dejar entrar a Rihanna dentro de una cápsula transparente de la que salió cantando Only Girl in The World, bailando sobre unos tacones amarillos y ataviada con una chaqueta azul eléctrico.

Según informa Efe, ocho bailarines, nueve pantallas gigantes, una cinta transportadora sobre el escenario, mucho humo, vídeo-clips frenéticos, un espectacular juego de luces y una plataforma hidráulica arroparon a la reina de la sensualidad, que en el segundo tema se quitó la chaqueta para quedarse en biquini.

En la segunda parte del espectáculo, los bailarines se vistieron de negro y Rihanna hizo las delicias del público cuando apareció con un body negro de estilo sadomasoquista y movió las caderas con las manos atadas con cuerdas y esposas.

La temperatura fue subiendo hasta llegar a su punto álgido cuando eligió a un hombre entre el público, lo lanzó sobre la plataforma hidráulica y ha bailado sobre él con movimientos de estrella porno.

Luego vino otro cambio de vestuario y se ha impuso una estética bélica, con cañón sobre el escenario incluido.

El público agotó las localidades y en el Palau Sant Jordi se congregaron 18.000 espectadores, principalmente jóvenes y adolescentes, algunos rozando la infancia y acompañados de sus padres.

La mayor parte de los presentes pagaron 50 euros por estar a una distancia prudencial del escenario, pero algunos llegaron a desembolsar 400 euros por una entrada con la que podían ver el espectáculo desde el lateral del escenario, accedían un lote de productos y saludaron personalmente a la cantante.

El concierto de la artista caribeña estuvo precedido de la actuación del nuevo DJ de moda, Calvin Harris, que ofreció una bailable selección de ‘eurodance’.

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