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ESTRENO: 11 DE DICIEMBRE

Algo pasa en Hollywood: Sexo, mentiras y cintas de vídeo

¿Por qué los films sobre la trastienda de Hollywood nunca acaban de funcionar?. El film adapta la novela del productor Art Linson, "What Just Happened", en la que cuenta con pelos y señales su experiencia como productor de éxitos masivos como Los intocables o El club de la lucha.

¿Por qué los films sobre la trastienda de Hollywood nunca acaban de funcionar?. El film adapta la novela del productor Art Linson, "What Just Happened", en la que cuenta con pelos y señales su experiencia como productor de éxitos masivos como Los intocables o El club de la lucha.

Apuntándose al carro de Robert Altman y El juego de Hollywood, el film protagonizado por Robert De Niro y un sinfín de cameos de prestigio llega a la mitad de lo que inicialmente pretende. A diferencia de la reciente y memorable In the loop, otra sátira –esta vez política- que destilaba mala leche y cinismo a raudales, Algo pasa en Hollywood no acaba de supurar la perversidad que pretende y se queda en un mero y blandito pasatiempo que dispara balas de fogueo contra los tejemanejes de una industria falaz y un público lelo.

Como sátira Algo pasa en Hollywood se muestra en realidad poco intrépida, y parece concentrada más en mirarse el ombligo que en mostrar verdaderas bombas de profundidad al sistema. Y pese a ciertas certeras curiosidades, el conjunto no tiene mayor alcance que el de una descafeinada parodia de los estereotipos de la industria y su superficial dinámica.

Y si esto ocurre es porque ni el guión de Linson ni la dirección de Levinson, que sí acertó con el tono en La cortina de humo, tienen suficiente alcance. Los personajes pululan desorientados y desocupados, y el film no parece dirigirse hacia ninguna meta que implique al espectador. Sólo queda entonces contemplar pasivamente la sucesión de paridas de una estirpe privilegiada consumida por el dinero y la avaricia, sin que los personajes o la mala baba de Levinson nos consigan hacer cómplices de las mismas.

Momentos logrados, como el uso de la música de Ennio Morricone para la monumental Hasta que llegó su hora en ciertos pasajes de la trama, o instantes hilarantes y decididamente autoparódicos como el gigantesco mosqueo de un Bruce Willis barbudo intentando conservar su integridad artística, sí justifican el visionado de Algo pasa en Hollywood, pero ni el espléndido reparto salva una película destinada al olvido inmediato. Lo dicho, cómprense algunos de los discutibles pero divertidísimos volúmenes sobre la rebotica de Hollywood que escribió Peter Biskind y acabarán mucho más ilustrados sobre el tema.

En Chic

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