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ESTRENO: 18 DE MARZO

Brothers (Hermanos): Afganistán te rompe el corazón

Hermanos narra el recorrido emocional de una joven familia destruida por la guerra. Remake de un film danés del mismo nombre, la película es mejor cuando toca los resortes más íntimos y domésticos que cuando describe Afganistán. Natalie Portman, Tobey Maguire y Jake Gyllenhaal la protagonizan.

Hermanos narra el recorrido emocional de una joven familia destruida por  la guerra. Remake de un film danés del mismo nombre, la película es  mejor cuando toca los resortes más íntimos y domésticos que cuando  describe Afganistán. Natalie Portman, Tobey Maguire y Jake Gyllenhaal la protagonizan.

Por suerte, el verdadero interés de la acción está en lo que ocurre en el ámbito doméstico y no en el frente. Sheridan imprime un ritmo lento pero poderoso que sabe mostrar los verdaderos sentimientos de los personajes sin que los manifiesten. Y si lo consigue es gracias a tres interpretaciones de relumbrón que compensan algún posible error de casting. La primera en el podio es una radiante Natalie Portman, quizá demasiado joven (y radiante) para el papel, pero absolutamente convincente. Tobey Maguire está francamente bien, pero su aspecto sigue sin ser el adecuado para el personaje, y eso redunda en cierto acartonamiento en alguno de sus registros. Pero sorprende, por eso mismo, la presencia de un Jake Gyllenhaal que encuentra su propia voz como el bala perdida de la familia. El protagonista de Donnie Darko da una lección de sobriedad y encanto, siendo él quien mantiene el pabellón del film.

Otra razón por la que Hermanos funciona es por lo bien que describe el progresivo intercambio de papeles entre ambos hermanos hasta el inevitable estallido de violencia. Sheridan exhibe lustre y minimalismo tejiendo un triángulo amoroso y familiar verosímil y honesto, consiguiendo que nos identifiquemos plenamente con los tres personajes de forma sucesiva. Por eso, el interés de un film tan árido e intimista nunca decae a pesar de sus errores, y Hermanos resulta incluso dinámico a su peculiar modo.

Y pese a que la moraleja antibélica pudiera haber venido al caso y Sheridan es conocido por tirarse a la piscina en este aspecto, el film no desplaza ni un ápice de interés hacia alegatos políticos, lo que es de agradecer. Si se toca la guerra contra el terrorismo es como mera excusa para presentar un drama íntimo sobre corazones rotos. Otra cosa hubiera sido cansina.

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