Este lunes, La Gaceta publica una reflexión del Príncipe Felipe, cuando apenas contaba nueve años. En la carta, fechada en 1977, el heredero escribe sobre lo que para él es la verdad, con alguna que otra falta de ortografía:
"La Verdad
Yo pienso que la verdad es decir lo que pienso en mi mismo.
También es la calma entre los hombres.
Cuando se dice la verdad no te sientes avergonzado y no estás asustado pensando que te van a castigar
Felipe"
Con esta carta en mano, César Vidal realiza un análisis grafológico, cuya máxima ventaja, según el periodista es que "permite analizar la manera en que alguien ha cambiado con el paso del tiempo".
Vidal añade que "hace 25 años era un niño que no sabía como echar fuera el vapor de las tensiones que se acumulaban sobre él y, quizá, tenía incluso problemas gástricos por ello". El periodista de esRadio estudia la evolución entre la firma actual del Príncipe, y aquella de 1977, y considera que ahora "el Príncipe es un hombre sujeto a una disciplina sistemática" con "una seguridad mucho más acentuada, con claras dotes para ejercer el mando y con una consciencia mucho mayor de la misión que representa y que lo vincula, obviamente, a una dinastía".
Veinticinco años después, la firma se ha modificado, y César Vidal detecta algunas semejanzas con antepasados cercanos y lejanos como "los que hallamos en monarcas como Isabel II o su propio padre", asegura.