En la entrevista, publicada en la contraportada del diario de Pedro J., el periodista le pregunta qué hará con sus cejas si Zapatero la necesita. Ella responde: "Mis cejas no salvarán a Zapatero de nada. Prefiero conservarlas". Y apunta: "Soy socialista y votaré socialista".
También se refiere a su pasado como artista, cuando actuaba para Franco. Cuenta que iba a La Granja y "al acabar nos saludaba". "Él, dando la mano, sólo decía mmm, mmm", explica Velasco, que recuerda que Lola Flores contaba que le decía "Ay chiquilla, qué bien". "Pero nada, él no decía nada", insiste.
Concha se define como "una de las mujeres más rebeldes de la Historia de España" y apunta, resignada, que ella tiene "poca vida por delante", en alusión a la obra que ahora representa en Madrid, La vida por delante. Calcula con ironía que le deben de quedar "unos ocho años" y dice que quiere morirse "de pataplaf, sin dar la lata".
Cuando el periodista entra en su vida privada y le pregunta cómo está viendo el culebrón protagonizado por Belén Esteban, Velasco recuerda que ella sufrió que su ex, y sus amantes, contaran su vida por televisión. "No digo que estuve al borde del suicidio, pero sí con una gran depresión. Y mi caso no daba tanta pena como el de la Esteban. Lo mío suscitaba cachondeo".
Sentencia que una infidelidad "no se puede contar jamás". Desencantada, explica que "los hombres no dejan que nadie sea feliz". "No he sido una mujer bien querida. He sido la malquerida. A mí no me ha querido nadie", cuenta.