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El reguero de cadáveres políticos de De la Vega

La vicepresidenta primera del Gobierno, que cada día pierde más peso dentro del Ejecutivo, ha ido dejando todo un reguero de cadáveres políticos en su paso. Según El Confidencial, en sólo tres meses ha expulsado de forma fulminante a dos de sus cargos de confianza.

Acuciada por los creciente rumores que apuntan a que tiene las horas contadas en el Ejecutivo, De la Vega se despacha a gusto con sus empleados. Se trata de dos dirigentes de confianza, nombrados por ella misma, y puestos a cargo de organismos supuestamente autónomos y sin adscribir al Ministerio de la Presidencia. El diario señala fuertes desavenencias entre ella y estos altos cargos.

Los últimos dos casos son los de la responsable del CIS, Belén Barreiro, destituida este viernes por el Consejo de Ministros. Llega en su lugar Ramón Ramos, una sucesión pactada con la propia Barreiros que, según Presidencia, se ha desarrollado con total "normalidad".

El PP dice que esto es una muestra del comportamiento "caciquil" de De la Vega. Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación, dice que la vicepresidenta ha ejecutado esta destitución "como quien despide a su maquiladora porque no le gusta su cara, como si lo que hay entre oreja y oreja de una persona dependiera de quien la esté maquillando". Expertos de la UCM como Julio Caravana o Elisa Chuliá de la UNED confirman que la destitución se debe a razones "políticas" y no "técnicas".

Según El Confidencial, tras la destitución de Barreiro se esconde un intento de la propia De la Vega de apoderarse de un centro clave como es el CIS, en un momento en el que las encuestas certifican la caída en picado de los sociaistas. Las fuertes tensiones entre Barreiros y De la Vega para que el barómetro favoreciera en las fechas al Ejecutivo le ha obligado a dar un golpe de autoridad y destituir a la directora. El estudio del pasado mes de abril, desarrollado la misma semana en la que se levantó el sumario de Gürtel es un ejemplo de ello.

Hasta ahora el caso de Barreiro. También está, como publica El Confidencial, la destitución fulminante del responsable de Patrimonio Nacional, que se encarga de gestionar los bienes cedidos al Estado por la Corona. Yago Pico de Coaña fue cesado de su cargo sin consultar siquiera la decisión con el Rey Juan Carlos, como manda la tradición no escrita, dice el diario. Su sustituto, Nicolás Martínez Fresno, es un ex representante de la Presidencia española en la UE.

En este caso, las diferencias sobre una medida polémica como el cierre al público de la abadía del Valle de los Caídos habrían supuesto su abrupta destitución. El ya ex encargado de Patrimonio se oponía al cierre del recinto porque consideraba necesario respetar la legalidad, mientras De la Vega abogaba por cerrar definitivamente la basílica, que alberga las tumbas de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Finalmente, el Gobierno cerró sin previo aviso la Basílica con el pretexto de unas obras, recuerda El Confidencial.

Toda esta serie de pataletas de la vicepresidenta se añaden a tensiones previas con otros subalternos. El Confidencial recuerda el caso de Nieves Goicoechea, ex secretaria de Estado de Comunicación, fichada por Zapatero contra el criterio de la propia De la Vega, y que renunció después de que la vicepresidenta la endosase la responsabilidad de desgastar la imagen del Ejecutivo tras la rebaja del salario de los funcionarios y la posterior rectificación. Zapatero mandó entonces traer Félix Monteira desde el diario Público, sin ni siquiera consultarlo con la propia De la Vega. Algo que se interpretó como un signo más del deterioro de las relaciones entre ambos.

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