No es necesario hilar fino. Nada más ver la instantánea, se viene a la cabeza aquella otra que levantó una gran polvareda e hizo las delicias del pueblo llano.
No sólo las revistas del papel couché; la prensa en general hizo de aquella visita del presidente francés y su mujer un acontecimiento nacional, al estilo ‘Bienvenido Mr. Marshall’. Pero el foco de atención se puso en Carla Bruni, quedando Nicolas Sarkozy totalmente eclipsado por la belleza de su esposa.
Sobre todo, se trataba de comparar la belleza y el estilo de la Princesa de Asturias con el de la primera dama francesa. Duelo de glamour, o similares, se podía leer por aquel entonces en la prensa. Cenas de gala, recepciones, comidas, todo era analizado con lupa. Y de repente... Llegó la foto. Levantó pasiones y alguna que otra crítica.
Ahora, la instantánea se repite en el mismo escenario. Una de las protagonistas es la misma, con distinto vestido, pero similar en cuanto a las formas: ceñido, marcando silueta. También la manera en que sube las escaleras: hombros hacia atrás, espalda recta... Su acompañante es otra, lo que provoca alguna que otra diferencia y quizá no dé tanto de qué hablar, o sí..., quién sabe.