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ESTRENO: 19 DE JUNIO

¿Hacemos una porno?: una comedia romántica sobre el cine X

Kevin Smith fue uno de los puntales del cine independiente USA de los noventa. Una vez finiquitado el período, Smith subsiste con convencionales comedias de buenos sentimientos como ésta, cuyo contenido travieso se reduce al título y al lenguaje de sus personajes.

Kevin Smith fue uno de los puntales del cine independiente USA de los noventa. Una vez finiquitado el período, Smith subsiste con convencionales comedias de buenos sentimientos como ésta, cuyo contenido travieso se reduce al título y al lenguaje de sus personajes.

L D (Juanma González) Smith queda, no obstante, como una personalidad con un innegable sentido del humor y sensibililidad para volcar su extremo gusto por el universo "freak", capaz de capturar el interés de cierto número de admiradores de su manera de hacer comedia, fundamentada en un repertorio de personajes habituales en todas sus películas.

Devoto católico practicante, Smith es también un ferviente y confeso consumidor de porno, aunque apenas algo de las dos cosas se manifieste en esta cándida comedia romántica en la que Zack y Miri, dos compañeros de piso amigos desde la época del instituto, deciden afrontar sus deudas rodando... una película porno. La amistad entre ambos, hombre y mujer, se pondrá a prueba ante el desafío del sexo, mientras se rodean de una serie de curiosos personajes.

Smith nunca llega a sacar provecho de la mitología del erotismo que promete el título, sino que se conforma con una blanda simulación de ello que pronto deriva en una amable y conformista comedia romántica relativa a la (im)posibilidad de que el hombre y la mujer puedan ser sólo amigos, adornada, eso sí, con los exabruptos verbales habituales del director.

Bien dialogada y actuada –cautiva, de nuevo, una Elizabeth Banks retomando roles cómicos, tras ejercer de villana en Presencias extrañas-, ¿Hacemos una porno? es una pieza convencional cuyo contenido “freak” (Smith es una enciclopedia andante de cine, cómics y cine X) se limita casi al título, sin que el director sea capaz con ellos de tapar cierta falta de fuerza y algunas carencias.

Pese a que rueda ya algo mejor que antes y ha mejorado la factura de sus films, a un servidor le sigue pareciendo que todos sus personajes –incluyendo los femeninos- se comportan y hablan como el propio Smith. Eso redunda en su innegable simpatía y algunos gags recordables, pero también en la verosimilitud de una historia sencilla que está razonablemente bien construída, pero que se resiente de una constelación afectiva demasiado simplista en sus personajes, además de cierto infantilismo sentimental que hace que el film carezca de verdadero conflicto.

¿Hacemos una porno? queda entonces como un agradable y curioso pasatiempo rubricado con la habitual, y ya entrañable escatología de un director anclado fielmente a unos tipo de personajes casi marginales, pero nobles y cotidianos. El resultado no pasa de simpático, pues Smith se ha revelado demasiado mojigato como para ser subversivo.

En Chic

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