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ESTRENO: 4 DE SEPTIEMBRE

Hazme reír. La comedia es la mejor terapia

Hazme Reír es la nueva película de Judd Apatow, responsable de la práctica totalidad de las comedias norteamericanas del último lustro (incluída la reciente Año Uno). En esta ocasión el film se ve perjudicado por ciertos ramalazos dramáticos que no acaban de interactuar bien con la comedia.

Hazme Reír es la nueva película de Judd Apatow, responsable de la práctica totalidad de las comedias norteamericanas del último lustro (incluída la reciente Año Uno). En esta ocasión el film se ve perjudicado por ciertos ramalazos dramáticos que no acaban de interactuar bien con la comedia.

Hazme reír destaca por avanzar hacia terrenos más dramáticos y maduros de los que pudiera pensarse, razón por la que ha sido castigada por público y crítica. El film cuenta como el comediante George Simmons (Adam Sandler) lucha contra una enfermedad terminal al tiempo que desarrolla una amistad con un principiante en el oficio, hasta que Simmons supera la enfermedad...y se plantea si seguir siendo la misma persona o no.

La marca de fábrica de su autor sigue presente: todas sus comedias muestran un gran cuidado al perfilar sus personajes, unos diálogos hilarantes y un punto de vista vitalista que se contagia al espectador. No obstante, el director de Lío embarazoso no acaba de encontrar la manera de que comedia y drama se den la mano, y remata un film con demasiadas ambiciones y poco compacto, que carece de progresión y verdadero dramatismo. La culpa de esto lo tiene su larguísima, poco humilde duración: nada menos que dos horas y media para narrar el vaivén emocional de sus protagonistas es media hora más de lo necesario.

Además, esa excesiva dilatación provoca que el punto de vista inicial del film bascule del personaje de Seth Rogen al de Adam Sandler, pervirtiendo un tanto la propuesta inicial y provocando la impresión de que en Hazme reír hay dos películas distintas, si no más, que no acaban de interactuar. Apatow parece proponer a la vez una sátira sobre la inestable vida de las estrellas de Hollywood, una historia de amistad masculina (lo mejor del film, por cierto), un drama de personaje y finalmente un amargo componente romántico de dudosa resolución.

Finalmente, y pese a ser por definición un film fallido, cabe agradecer a Apatow su confianza en la elaboración de dialogos gamberros (casi todos acerca de los genitales masculinos) más que en gags visuales para hacer comedia, de su sintonía con los actores y su incontestable dominio para contrastar caracteres opuestos como base para una comedia que ilustra las dificultades de asumir la vida adulta, incertidumbre en la que navegan todos sus protagonistas.

Hasta ahí sus virtudes. Pero Hazme reír sólo levanta el vuelo cuando la espontaneidad de su humor se sobrepone a los intentos de Apatow de ilustrar el drama de su protagonista. Aunque no se abuse de la lágrima fácil y el sentimentalismo, la nula progresión de su argumento acaba echando por tierra los méritos del film.

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