Menú

Prince of Persia: Las arenas del tiempo. ¿Película o videojuego?

Prince of Persia reafirma el control creativo de Jerry Bruckheimer sobre todo aquello que lleva su firma. Que conste que no me refiero a algo artístico o digno de recordarse. Me refiero a entretenimientos elaborados con tanta corrección como dignidad, que se olvidan cinco minutos después consumirse.

Prince of Persia reafirma el control creativo de Jerry Bruckheimer sobre todo aquello que lleva su firma. Que conste que no me refiero a algo artístico o digno de recordarse. Me refiero a entretenimientos elaborados con tanta corrección como dignidad, que se olvidan cinco minutos después consumirse.

Trataré de explicarme para que los cinéfilos que consideren detestable al productor de la serie CSI, o los films ‘La Roca’, ‘Top Gun’ o ‘Piratas del Caribe’ no se me echen al cuello. Para empezar, es precisamente la firma de Bruckheimer la que logra que Prince of Persia sea una adaptación de videojuego más parecida a una película (y digo parecida) que a eso, a un videojuego. Lejos de los modismos y el nulo sentido del ridículo (y de gracia) de Paul Anderson (Resident Evil, Alien Vs Predator) u otras adaptaciones como Tomb Raider, en el film protagonizado por Jake Gyllenhaal se perciben ciertos elementos que remiten al cine clásico de aventuras, al dibujo de un héroe tradicional, combinados con estilizadas escenas de acción al gusto de la generación Playstation sin que el resultado llegue a indigestarse ni caer en el esperpento.

Por eso, el guión y la puesta en escena de Prince of Persia se regodea tanto en los saltos a cámara lenta y explicaciones de videojuego (como en la escena de acción que abre el film, precisamente por eso la peor de todo él) como en ciertas gotas de trama familiar y de poder a lo Shakespeare (sí, Shakespeare); se molesta en aportar cierto romance y comedia en un sentido convencional y todo sea dicho, en piloto automático; y sumar a la acción ciertos personajes secundarios que añaden interés a la trama y deja divertirse a sus actores. Dicho claramente, Prince of Persia se sitúa en un lugar razonable entre Iron Man 2, que no contaba nada de nada; y Robin Hood, film que no parece, porque no es, un blockbuster al uso.

Prince of Persia sí lo es, y además entretenido y familiar. Eso no quita para que el film empiece de forma un tanto confusa, aunque una vez pasados los primeros treinta minutos recupere el interés y el asunto se anime lo suficiente. A ello ayuda su duración moderada, de unos 110 minutos, que son como media hora menos que las anteriores entregas de Piratas del Caribe, a las que está llamada a suceder como franquicia (y es que la crisis parece afectar a todos, incluso a Walt Disney: nótese también cierta reducción de la calidad de los efectos visuales respecto a la saga con Johnny Depp). Eso es bueno, ya que evita engordar innecesariamente el film. Lo que no lo es tanto es el hecho de que Mike Newell no es Gore Verbinski: el realizador de ‘Cuatro bodas y un funeral’ no le añade una pizca de clase o estilo al film, cosa que sí hacía Verbinski, y el resultado se nota en una puesta en escena que evidencia demasiado el carácter manufacturado del invento.

Lo mejor vuelve a ser, al igual que en Furia de Titanes, Gemma Arterton. La actriz inglesa convence incluso como belleza persa y destila buen humor e ironía a raudales, llegándole a robar película al héroe de la función, un solo correcto Jake Gyllenhaal que no luce tanto músculo como se esperaba (corrección Disney obliga). Alfred Molina aporta los mejores apuntes cómicos del relato y una de las más interesantes digresiones del mismo con ese ataque directo y nada casual a la subida de impuestos que se otea en el horizonte mundial, que aporta un toque contemporáneo y político al film (en este punto coincide con el Robin Hood de Ridley Scott). Por lo demás, llama la atención como Bruckheimer, republicano confeso (como si fuera algo que tuviera que ser confesado) suaviza su discurso y se apunta al carro más superficialmente pacifista de la era Obama, aunque de todas formas el resultado es apropiado para un film Disney. Pero esto ya es otra historia, así que mejor callo.

En Chic

    0
    comentarios