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ESTRENO: 11 DE SEPTIEMBRE

San Valentín sangriento 3D. La tercera dimensión es terror

Confieso de entrada cierta devoción por el terror slasher, aquel en el que una inepta multitud va cayendo asesinada bajo el machete, o pico, del psicópata de turno. San Valentín sangriento 3D aporta el atractivo de recuperar para el género el sistema tridimensional para lanzar vísceras al personal.

Confieso de entrada cierta devoción por el terror slasher, aquel en el que una inepta multitud va cayendo asesinada bajo el machete, o pico, del psicópata de turno. San Valentín sangriento 3D aporta el atractivo de recuperar para el género el sistema tridimensional para lanzar vísceras al personal.

San Valentín sangriento 3D remite a décadas pasadas por partida doble, o triple. Se trata, en primer lugar, de un remake de uno de esos éxitos subterráneos del slasher de tajo en el cuello y cuchillada en la espalda, filmado en 1981. Por otro, se justifica a sí mismo recuperando para el género de terror el sistema de 3D como principal reclamo taquillero. Y por último, recuerda a otros intentos de utilización de esta tecnología a un nivel más primario, vista en filmes como Viernes 13 3ª parte o Tiburón 3 hace ya casi treinta años, e incluso antes.

Asumida entonces su falta de originalidad e incluso calidad fílmica, sólo nos queda esperar que la baratita montaña rusa urdida por Patrick Lussier funcione en ese nivel primario y fundamental del cine de terror de cuchillada y manta, del escondite inglés y del susto de mentirijillas. Y lo cierto es que lo hace.

Lussier aprovecha su experiencia como montador de Wes Craven, otro profesional del género, para elaborar un film que bebe desvergonzadamente de sus fuentes pero que no se permite el aburrimiento pese a la extrema rutina de la propuesta, alternando una primitiva intriga que se apunta al whodunnit de la saga Scream –montada por Lussier, dirigida por Craven- con los salvajes asesinatos del anónimo e invencible minero chiflado. La intriga, por cierto, presenta un trío sentimental que se sigue con desinterés, pero que con un par de trucos de guión de manual sirve para llenar metraje hasta su desenlace.

Pero es durante sus escenas de persecución y muerte -y sexo explícito- donde San Valentín Sangriento 3D muestra todos sus rudimentarios encantos. Preñada de gore resultón y unos excelentes efectos de maquillaje y visuales, hacia la pantalla vuelan ojos, mandíbulas –memorable la desaparición del sheriff intepretado por Tom Atkins- chorros de sangre y explosiones que se siguen con cierta curiosidad . El minero amenaza con su pico a una platea deseosa de emociones fuertes y sustos de baratillo, y si uno se apunta al carro, puede pasar un rato inocuo, divertido y salvaje: el film tampoco se toma demasiado en serio, que digamos.

San Valentín Sangriento tiene nulo valor cinematográfico, pero está rodada con pulcritud y efectividad, y sabe poner énfasis en los aspectos truculentos del relato, aquellos que le dan atractivo, al menos a los que tenemos esta incomprensible morriña por el terror cutre de otro tiempo. Por cierto, habrá pronto más ejemplos de terror tridimensional. Avisados quedan.

En Chic

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