Menú

Sunshine Cleaning: Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre

Sunshine Cleaning milita de forma radical en el cine independiente norteamericano. A la sombra de la superior Pequeña miss Sunshine, con la cual comparte equipo de producción, se trata de una comedia negra, amable y dramática, con un nuevo grupo de perdedores que luchan por salir de la mediocridad.

Sunshine Cleaning milita de forma radical en el cine independiente norteamericano. A la sombra de la superior Pequeña miss Sunshine, con la cual comparte equipo de producción, se trata de una comedia negra, amable y dramática, con un nuevo grupo de perdedores que luchan por salir de la mediocridad.

Rose Lorkowski es una madre soltera que necesita dinero para llevar a su hijo a un centro de educación especial. Con la ayuda de su hermana decidirá abrir un negocio que ofrece un servicio muy peculiar: limpiar escenarios de crímenes. Pese a tan escabroso argumento, que parece una relectura de Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre, Sunshine Cleaning transita siempre caminos conocidos sin que su afable equilibrio entre humor negro y buenas intenciones acabe de calar más allá de configurar una comedia maja, bien actuada y ejecutada con cierta dignidad. El retrato de familia disfuncional pero más o menos bien avenida encaja demasiado en la receta indie y no depara sorpresa ninguna durante su desarrollo. La sencillez de la apuesta de Christine Jeffs hace simpática la odisea del tierno grupo de perdedores, pero tampoco ayuda a impulsar el manido conjunto más allá una fórmula excesivamente alabada.

Y es que, a diferencia de lo que ocurría en Pequeña Miss Sunshine, de la que trata de exportar tono y estética, la sencillez del diseño impide que el film alcance la intensidad buscada y el encanto acaba supeditándose sólo a un reparto que, desde luego, cumple las expectativas. Como comedia negra es demasiado blandita, y como retrato de personajes todo parece demasiado a rebufo de la excelente cinta que protagonizaron Steve Carell y Greg Kinnear. Todo está, en definitiva, demasiado pendiente de encajar en ese molde de comedia indie de tono entre monocorde y nostálgico de las que gustan en Sundance, y por eso mismo nos apasionará sólo en la medida que aceptemos esta etiqueta.

De todas formas, cabe agradecer la sinceridad de las actuaciones y la fuerza dramática de algunos instantes, que decoran una función de todas formas apática. Lo mejor de Sunshine Cleaning lo conocíamos antes de entrar en la sala, y se llama Amy Adams. La actriz, vista recientemente en la flojísima comedia romántica Tenías que ser tú, se adueña de la pantalla igual que en aquella y despliega simpatía, encanto y belleza a puñados, pero ni esto, ni la labor de interesantes secundarios como Alan Arkin o Emily Blunt (que, por cierto, tiene el personaje más goloso de la cinta) es suficiente para conseguir apasionar.

En Chic

    0
    comentarios