Menú

Transporter 3: guantazos, cates, mamporros, galletas, tortas y tortazos

La saga de acción auspiciada por el francés Luc Besson y protagonizada por el inglés Jason Statham alcanza su tercera entrega con una correcta cinta de mamporros simple como el mecanismo de un chupete, pero que tampoco decepciona si sabemos qué nos espera dentro.

La saga de acción auspiciada por el francés Luc Besson y protagonizada por el inglés Jason Statham alcanza su tercera entrega con una correcta cinta de mamporros simple como el mecanismo de un chupete, pero que tampoco decepciona si sabemos qué nos espera dentro.

L D (Juanma González) Siguiendo la estela de las anteriores, en Transporter 3 no hay nada nuevo bajo el sol, aunque en esta ocasión la trama se haya cuidado un poco más que en anteriores capítulos, y todo esté más o menos bien facturado. Entendámonos: es mala como ella sola, pero entretiene, divierte, no ofende, pues en ella ocurre todo lo que tiene que pasar y en el momento adecuado.  

Pero todo eso podemos afirmarlo sólo si sabemos que Luc Besson no se complica la vida en estos productos de acción de bajo nivel: tanto la presente como cualquiera de las entregas previas van directa al meollo, no buscan la exhibición más allá de sorprender con la prodigiosa región estomacal del ex nadador olímpico Jason Statham –mucho más cómodo repartiendo pescozones sin camisa que con ella-, y adornar el plato con notas de humor y un romance cuya ramplonería funciona en ocasiones (el episodio de la gasolinera y el posterior strip-tease obligado del protagonista, tan ridículo como divertido).

Chulesca y a ratos ridícula, el film de Olivier Megaton entretiene porque, simplemente, nunca intenta ser más de lo que es, y ni siquiera busca superar la metralleta de acrobacias de las anteriores entregas. Sustituyendo, eso sí, los paradisíacos escenarios de la primera y segunda por otros más nórdicos y grises – escuela Paul Greengrass manda, supongo-, Megaton se las apaña para orquestar alguna escena de acción destacable (como la persecución que incluye a dos coches y que finaliza en un acantilado, o la que envuelve a Frank Martin en bicicleta), algún momento de humor afortunado, y santas pascuas.

Eso sí, falla, y esto ya está fuera de las limitaciones del producto, un montaje en las secuencias de acción apresurado, desordenado e incluso anticlimático, que en ocasiones no deja disfrutar de las coreografías y peleas orquestadas, de nuevo, por Corey Yuen (director de la primera entrega, todavía la mejor), y que hace añorar la claridad mostrada por éste en la original Transporter.

Jason Statham se limita a posar durante hora y media con su ya conocida actitud de tierno perdonavidas. Nada que objetar, porque se le da fenomenal. Ex nadador olímpico reconvertido en actor de la mano del inglés Guy Ritchie, Staham ha conseguido un puesto de honor en el género de acción más básico, y lo cierto es que su carismática presencia hace mucho, mucho más llevadera la visión de Transporter 3.

Temas

En Chic

    0
    comentarios