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Un pequeño cambio: La insoportable levedad del semen

Un neurótico e inseguro hombre (Jason Bateman), incapaz de confesar su amor a su mejor amiga, averigua que ella (Jennifer Aniston) quiere tener un hijo por inseminación artificial. ¿La mejor solución?. Sin duda, cambiar el semen del donante por el suyo propio...

Un neurótico e inseguro hombre (Jason Bateman), incapaz de confesar su amor a su mejor amiga, averigua que ella (Jennifer Aniston) quiere tener un hijo por inseminación artificial. ¿La mejor solución?. Sin duda, cambiar el semen del donante por el suyo propio...

Dentro de la muy poco vanguardista última hornada de comedias románticas, Un pequeño cambio, sin ser ningún lujo, despunta con comodidad sobre casi todas ellas (dejo fuera a propósito la excelente 500 días juntos). La película prefiere adornar los vericuetos del género más manoseado que existe con notas de ironía y carácter, que aunque lejos de resultar novedosas, le dan una frescura y una capacidad de entretener ciertamente inesperada.

Lo que destaca del filme de Will Speck y Josh Gordon es la atención que presta a su personaje principal, un maniático, nervioso y cómico individuo interpretado con cariño por Jason Bateman, y al que seguimos la pista en detrimento de una Jennifer Aniston que aparece y desaparece de la historia según conviene (y casi mejor que así sea). Esto acerca Un pequeño cambio más a la inolvidable Mejor... Imposible que a bobadas como las recientes El plan B o Tenías que ser tú. Y aunque esté lejos de ser un clásico como el filme de James L. Brooks que protagonizó Jack Nicholson, lo cierto es que este planteamiento, así como el posterior desarrollo de la historia, expanden el horizonte de la película y añaden notas de agradecible sarcasmo.

Eso, junto a la presencia de un inesperado Jeff Goldblum (un estupendo reencuentro para quien esto escribe) y la atención que se le dedica a la paternidad del protagonista, que a su vez recuerda en su mezcla de sentimiento y guasa a la de Un niño grande (aquella comedia británica protagonizada por Hugh Grant, y de la que un servidor guarda un grato recuerdo), alejan la sensación de rutina durante la hora y media que dura Un pequeño cambio.

Después de un comienzo algo errático, el filme disminuye la intensidad de los requiebros amorosos y sentimentales, situados, por una vez y casi como excepción, en el justo lugar dentro de la historia. El amor secreto e inconfensable de su hipocondríaco protagonista cobra pon ello cierto vigor, el suficiente para tenernos bien atentos durante hora y media. Lo cual, dada la pobre media del género, es todo un logro.

En Chic

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