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Rajoy dice que cumplirá con el déficit y no tocará las pensiones

La línea roja es cumplir con el déficit. "Más importante que el rescate", según Rajoy. Admite que el Gobierno se explica mal: "Es preocupante".

La línea roja es cumplir con el déficit. "Más importante que el rescate", según Rajoy. Admite que el Gobierno se explica mal: "Es preocupante".

El presidente del Gobierno mantiene el pulso. Con la "ventanilla" del Banco Central Europeo abierta, sigue sin desvelar si pedirá formalmente el rescate, que supondría casi de inmediato la compra de deuda en los mercados secundarios. Las circunstancias le facilitan que mantenga la incógnita, aunque la tendencia se invirtió levemente este lunes. Con la prima de riesgo próxima a los 400 puntos, algo impensable hace días, y con el reciente espaldarazo de Angela Merkel a sus reformas, asegura que es el momento de leer la letra pequeña y, si conviene, dar el paso.

Su equipo le preparó para que protagonizara una entrevista muy didáctica, con ejemplos fáciles de entender por los españoles. En un momento en el que la espiral, reconocen en Moncloa, es de miedo a nuevos ajustes -como por ejemplo, las pensiones o el sueldo de los funcionarios-, Mariano Rajoy quiso tirar de pedagogía para que lo macro se pareciera más a la economía de calle. Y así, como de una hipoteca se tratara, afirmó que antes de comprar la casa se leen las condiciones del banco, y exactamente eso es lo que está haciendo el Gobierno.

La economía, como era de esperar, lo capitalizó prácticamente todo. Aunque dubitativo en la primera pregunta, precisamente la del rescate, poco a poco se mostró más resuelto. "El BCE ha tomado una decisión muy importante y el Gobierno tiene que estudiárselo", insistió, recordando que no es el órgano que dirige Mario Draghi sino los países miembros los que se encargan de ello. Y España teme a Alemania. "Vamos a ver si nos conviene o no y si es necesario o no", añadió, dejando a entender que el recorrido no será corto. No quiso hablar de "líneas rojas".

Todo parece indicar, así se desprende de las palabras del jefe del Ejecutivo, que antes de tocar a la puerta de Draghi habrán pasado las elecciones vascas y gallegas. Rajoy niega que sea una decisión electoralista: "Con absoluta franqueza no tengo decidido si voy a pedir la ayuda. Puedo asegurarle que no es así", zanjó. Como en todo, defendió sus tiempos frente a los que les quieren imponer. Negó presiones ni del lado español ni tampoco del comunitario.

"El déficit más importante que el rescate"

El presidente enarboló de nuevo con fuerza su compromiso con la austeridad. "Reducir el déficit es más importante que pedir el rescate", dijo. "Lo único que le aseguro es que vamos a cumplir", continuó. Y esta idea es clave en la mentalidad del presidente, porque considera que no alcanzar el 6,3% para el presente año, a pesar de la enorme dificultad, sería fallar a la confianza de Bruselas y la espiral sería gravísima. De ahí que, deslizan fuentes gubernamentales consultadas por este diario, pudieran plantearse nuevos ajustes en los Presupuestos venideros. Rajoy no llegó a tanto, pero se reafirmó en que no hay otra opción a cumplir.

Sólo unas pocas horas antes de salir por televisión su gabinete distribuía un balance de gestión con todas las reformas y un titular: "Determinación frente a la crisis". Y para ello tomar "las decisiones internas que sean necesarias". Según el jefe del Gobierno, en ellas no estará tocar las pensiones. En esta ocasión sí que fue, además de vehemente, contundente: "No las tocaré", repitió, a pesar de haber sido víctima de la hemeroteca con las subidas de impuestos.

Cuadrar las cuentas, ajustar los gastos a los ingresos. Rajoy intentó insistentemente hacer llegar a la audiencia, que se presume millonaria, que hay que poner la casa en orden. Pero, en este capítulo, no anduvo en la senda de la reforma del sistema autonómico, más allá de para esbozar su discurso habitual o anunciar la Ley de mercado único para eliminar trabas burocráticas. "Yo soy presidente del Gobierno y me tengo que responsabilizar de todo lo que le pase a las comunidades. Si tengo que ayudar a alguna, como hemos hecho, lo vamos a seguir haciendo. No las vamos a desentender", argumentó. Pero, para ello, también las CCAA tienen que cumplir.

"El año que viene será mejor"

Como apunte positivo destacó más de una vez que el año próximo será mejor que 2012 y que, en cuanto pueda, bajará los tributos. Ahora bien, ya anuncia que en breve se plantearán cambios en el de plusvalías y en el denominado impuesto verde, cosa que ya estaba anunciada. No se atrevió a aventurar cuándo volverá a fluir el crédito, pero defendió a capa y espada tanto la financiera como la reforma laboral. "El año que viene será bastante mejor", solemnizó.

De las consecuencias en la calle de su política económica se mostró aparentemente tranquilo. Así es porque, a pesar del malestar ciudadano del que se define consciente, cree que la mayoría entiende las medidas, a pesar de que les sean ingratas. Lo que sí que le preocupa más es que el Gobierno se explique mal, cosa que admitió, y que por consecuencia la opinión pública no entienda lo que pasa: "Me preocupa muchísimo que los ciudadanos no entiendan lo que estamos haciendo. Es para preocuparse. Sería una irresponsabilidad si esto no fuera así e intento explicarlas".

 "No tiene ningún sentido una cuestión de confianza", concluyó el presidente, dejando claro que se siente fuerte pese al desgaste de nueve meses dificilísimo en el poder. Llamó a aislarse del ruido -por ejemplo, las "algarabías" por la Diada que algunos pretende- y evitó polemizar con Rubalcaba. Su frase más repetida: "España ha gastado más de lo que ingresaba", y por ello hay que ajustar. De hecho, no quiso comentar nada del desafío lanzado por Artur Mas, que ha llegado a asegurar que "nunca Cataluña había estado tan cerca de su plenitud nacional".

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