Mariano Rajoy logró presentar un acuerdo unánime con todos los presidentes autonómicos para alcanzar los objetivos de déficit público para 2012 y 2013. Una imagen de unidad frente a las instituciones internacionales y los mercados tras una mesa negociadora muy intensa en la que las baronías pusieron encima de la mesa su incapacidad para cumplir con lo establecido e instaron a flexibilizar el marco fiscal como lo hizo Bruselas con el conjunto del Estado. Solo consiguieron el compromiso de abrir la mano de cara al año 2014, iniciándose el debate en el marco del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Fue una jornada intensa en el Senado. Tras cumplir con el protocolo y despachar con el Rey -algunos de los asistentes calificaron sus palabras de “contundentes”-, Rajoy y los líderes regionales entraron en faena. Las comunidades gobernadas por el PSOE, la minoría, intentaron modificar las exigencias de austeridad marcadas por Madrid. También se escucharon quejas de presidentes del PP. Pero todos acabaron firmando el texto del Gobierno, que se había esmerado en evitar cláusulas que molestaran a las comunidades que no eran de su signo, de las que obtuvo su respaldo en la víspera.
“Las comunidades no son el problema, sino parte de la solución, que debe buscarse desde un clima de colaboración y lealtad de las instituciones”, arranca el documento de mínimos, rubricado tras varios tiras y afloja. El modelo del Estado se trató entre bambalina y Artur Mas no sacó a colación el pacto fiscal o ningún otro modelo económico discriminatorio.
Se anunció que, de acuerdo con el marco legal, el sistema de financiación autonómico entra a partir de ahora en un proceso de evaluación y, si es necesario y durante la legislatura vigente, de reforma. Algunos presidentes del PP lo pidieron en el despacho a puerta cerrada, pero coincidieron en que es el momento de debatir en el seno del Comité Técnico Permanente de Evaluación.
La economía lo centró prácticamente todo. Fue una cita en la que se escucharon discursos de verdadera calamidad económica. Rajoy ya les fue muy franco en su intervención, la noche del lunes en Génova13, a sus barones: “No hay margen” y hay que cumplir. Rechazó, eso sí, que la petición del rescate sea inminente y desdeño las filtraciones de medios de comunicación extranjeros.
De lo que se habló fue de cumplir con los compromisos alcanzados con Bruselas. Así se recoge en la declaración conjunta: “En un marco de corresponsabilidad y cooperación recíprocas”, dice, se continuará con “la senda de consolidación fiscal fijada en el seno de la UE con la que estamos comprometidos, analizando los conceptos de gastos y servicios”.
De igual forma, la Conferencia de Presidentes mostró su apoyo “a las reformas estructurales” que surgieron del último Consejo Europeo, en el que Rajoy participó activamente. Aquí se incluyó una petición “urgente” a que se pongan en marcha “política de nivel comunitarias orientadas a la creación de empleo”. También se mandó un recado al Banco Central Europeo, en pleno debate sobre la petición de ayuda, para que “garanticen el acceso a una financiación adecuada no solo a las administraciones públicas, sino también al sector privado”.
Tras la reunión, el presidente se presentó cansado pero satisfecho: “Hoy España dio un buen mensaje”, resumió. El Ejecutivo pone especial énfasis en que la respuesta es unánime, sin fisuras. “Una única España lanzando un mensaje claro”. Consideran que los puntos acordados son muy importantes, a pesar de que se haya sido cuidadoso en la redacción para evitar roces. “Me parece positivo, no hemos venido a hablar ni del modelo de estado ni de la política exterior (…) Aquí hemos venido a hablar de economía”, recalcó Rajoy. Ante una comparecencia muy concurrida, con medios extranjeros retransmitiendo en directo, aseguró que el sistema no es el problema: "Las comunidades van a hacer todo lo que está en su mano" y "vamos a ayudarlas para que se puedan financiar".