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Rajoy insiste en que España no tiene un problema "estructural" sino "coyuntural"

El presidente recuerda que hace pocos años había superávit, presenta cifras conseguidas por Zapatero y coincide en su análisis con Griñán.

Mariano Rajoy cree que España no tiene un problema "estructural" con sus cuentas públicas. Así lo ha declarado este martes, a la salida de la Conferencia de Presidentes que ha mantenido con los máximos dirigentes de las diecisiete comunidades autónomas. A pesar de que el país está al borde del rescate, con la prima de riesgo disparada y un coste de la deuda pública a 10 años cercano al 6%, el presidente del Gobierno cree que el problema es "coyuntural" y que se debe fundamentalmente al desplome de los ingresos a raíz de la crisis económica y no al despilfarro en el gasto de sus gobernantes en los últimos años.

Para reafirmar sus palabras, el político gallego ha tirado incluso de las cifras de superávit y deuda pública de los años de José Luis Rodríguez Zapatero. Hace poco "teníamos superávit" ha recordado Rajoy, que también ha insistido en que la deuda pública estaba por debajo del "40% del PIB", una cifra muy inferior a la que tenían en ese momento los países de la UE, incluso algunos como Alemania, Reino Unido o Francia. Éste es un pensamiento muy extendido entre los políticos españoles. De hecho, minutos después, José Antonio Griñán, presidente socialista de la Junta de Andalucía, ha coincidido con Rajoy y ha asegurado en la misma tribuna que "España no tiene un problema de gasto público, sino de ingresos".

La herencia de Zapatero

Aunque el presidente del Gobierno no lo ha dicho, lo cierto es que en los últimos veinte años España sólo ha conseguido superávit entre 2005 y 2007 (alrededor del 1-2% del PIB) y la deuda sólo estuvo por debajo del 40% del 2006 al 2008, en ambos casos con el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero.

Ante esta situación, la pregunta que se hacen los ciudadanos es cuál es la verdadera situación de las cuentas públicas.

  • La primera respuesta sería que las administraciones españolas tienen un déficit estructural, con unos gastos generales muy superiores a los ingresos, y que lo que ocurrió entre 2005 y 2007 fue un espejismo, logrado por el boom económico y por los ingresos derivados de la burbuja de la construcción.
  • La otra opción sería pensar que los políticos españoles, en realidad, no han gastado demasiado en los últimos años y que el actual problema del déficit se debe al desplome de los ingresos derivado de la recesión y que estos se recuperarán cuando la situación vuelva a la normalidad.

Rajoy se ha apuntado claramente a la segunda alternativa. Algunos economistas, como nuestro compañero Juan Ramón Rallo en este artículo, defienden la postura contraria, es decir, que el problema es que durante los años de la burbuja se consolidaron una serie de gastos imposibles de asumir en condiciones normales, que ahora pesan como una losa en las cuentas de las administraciones públicas españolas.

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