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El País Vasco inicia la campaña con ETA asomándose al poder

PP y PSE lucharán por evitar el batacazo electoral y ser claves para que los herederos de Batasuna-ETA no puedan gobernar.

Pistoletazo de salida para la novena batalla electoral por Ajuria Enea. Decenas de mítines políticas, repartos de octavillas, pegadas de carteles, entrevistas en periódicos, radios y televisiones... los partidos vascos lanzan la campaña electoral con el objetivo de encandilar para su causa al mayor número posible de los más de dos millones de vascos que tendrán derecho a voto el próximo 21 de octubre.

Desde hace semanas, son dos los temas que han alimentado la precampaña. Por un lado, los ecos independentistas que llegan desde Cataluña, que han aumentado las ansias del PNV, a lo que se ha apuntado con locura EH Bildu. Por el otro, los recortes del Gobierno Rajoy y el debate sobre una nueva fiscalidad vasca.

El objetivo del PNV en las elecciones autonómicas es claro: ser la primera fuerza en número de diputados en la región y regresar al Palacio de Ajuria Enea. Para ello, deberá mantener su hegemonía histórica en Vizcaya y mantener a raya el posible ascenso de EH Bildu en el territorio foral.

Tendrá también que movilizar a todo su electorado guipuzcoano, que en el pasado le llevó a ser la fuerza más votada, para que la victoria más que previsible de la coalición que integra a Batasuna-ETA en el territorio no eche al traste la ventaja que pueda obtener en el bastión vizcaíno. En Álava, su objetivo principal es quedar por delante de EH Bildu.

Los peneuvistas cuentan en su contra con el cansancio que en cierta parte del electorado existe hacia el partido que ha ocupado el Gobierno vasco durante 30 de los 33 años de democracia. Por el contrario, será por primera vez la papeleta del voto útil para muchos votantes hartos del binomio PP-PSOE –en clave nacional– pero que no quieren que los batasunos y sus socios lleguen al Ejecutivo de Vitoria.

Los socialistas vascos (PSE) saben que sus opciones de seguir en Ajuria Enea son bastante escasas y lucharán porque el batacazo electoral no sea demasiado escandaloso. Pocas dudas hay de que si en el PNV hay voluntad para ello se ofrecerá rápidamente a formar gobierno con el partido de Iñigo Urkullu o, como mínimo, para ofrecerle su apoyo externo.

Preparando ya su salida, con más que previsible destino a Madrid al lado de Alfredo Pérez Rubalcaba, Patxi López ha limpiado las listas electorales de personas afines a Carmen Chacón y la gran mayoría tienen su pedigree rubalcabista.

Su objetivo será mantener sus principales bastiones electorales en Vizcaya (la margen izquierda) y Guipúzcoa (San Sebastián y sus ciudades más próximas) vendiendo a su electorado los supuestos beneficios de la negociación entre el Gobierno Zapatero y los terroristas de ETA e intentar arrebatar votos al PP en Álava, donde intentará luchar por ser la fuerza más votada.

El PP luchará por no continuar en la línea descendente que inició desde que obtuviese 19 escaños en las elecciones regionales de 2001. En las elecciones de 2009 bajó hasta los 13 escaños, y algunas encuestan vaticinan que los resultados no serán mucho mejores el próximo 21 de octubre.

Álava es la clave principal para los populares. Son la formación más votada en el territorio histórico en las últimas contiendas electorales y más de la mitad de los escaños que el partido suele conseguir en la Cámara de Vitoria provienen de este territorio histórico. En Vizcaya –territorio de su cabeza de cartel, Antonio Basagoiti– y Guipúzcoa tratará de no perder demasiados apoyos para poder salvar el tipo.

EH Bildu, la coalición electoral que encabeza Laura Mintegi, y que integra en su interior a supuestos independientes designados por Batasuna-ETA (junto con EA, Alternatiba y Aralar) buscará convertirse por primera vez en la principal fuerza política en el Parlamento vasco o, como mínimo, a igualar sus mejores resultados, que en 1980 colocaron a Herri Batasuna como segunda fuerza en número de escaños.

Con su electorado movilizado y motivado como nunca antes lo había estado, buscará reeditar en Guipúzcoa los resultados que dieron a su coalición hermana, Bildu, las Diputación guipuzcoana y el ayuntamiento de San Sebastián, en las últimas elecciones municipales y forales. En Vizcaya, luchará por colocarse como segunda fuerza política y no perder ante el PNV la distancia que consiga sacarle en su bastión guipuzcoano.

Álava, será también un territorio importante. Si consiguen superar en escaños al partido de Urkullu sería un espaldarazo importante para ser la fuerza política vasca predominante.

Otras dos formaciones podrían impedir que la Cámara vasca sólo tenga cuatro grupos parlamentarios durante la próxima legislatura. UPyD repite nuevamente con Gorka Maneiro como cabeza de cartel por Álava, donde obtuvo representación hace casi cuatro años. El partido magenta tendría que rozar los 6.000 votos y superar el 3 por ciento de los votos en el territorio alavés para quedarse en el Parlamento, algo que ninguna encuesta ha pronosticado.

Muchas dificultades para entrar tendrá también la rama vasca de Izquierda Unida (Ezker Anitza), quien presenta a Mikel Arana como candidata a lehendakari. La coalición comunista sufrió, primero, la escisión de Alternatiba, que en estas elecciones estará integrada en EH Bildu. Pero peor aún fue la traumática división de la coalición en dos, con la separación de Ezker Batua. Su poco electorado propio y el descontento de algunos socialistas no parece suficiente caladero de votos.

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