Tal día como hoy, 5 de octubre, pero de 2011, Libertad Digital llevaba en portada el giro belicista de Zapatero: "Del ‘no a la guerra’ al escudo antimisiles de Bush". El presidente del Gobierno anunció la participación de España en el sistema de defensa antimisiles que Estados Unidos y la OTAN querían desplegar para poder hacer frente a la amenaza de Irán o Corea del Norte.
El jefe del Ejecutivo, junto al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, anunció que cedía la base naval de Rota para las instalaciones de mayor importancia. Entonces Zapatero justificaba este giro de 180º en que "tendrá un impacto socioeconómico muy positivo".
El anuncio de Zapatero se producía casi ocho años después de que el entonces líder de la oposición decidiera escenificar su desacuerdo con la guerra de Irak permaneciendo sentado al paso de la bandera de los Estados Unidos con motivo del desfile de las fuerzas armadas del 12 de octubre.
La lucha antibelicista de Zapatero le llevó a incluir en su programa electoral la retirada de las tropas españolas de Irak. Dicho y hecho. Después llegar al poder tras los atentados del 11-M, el ya presidente del Gobierno anunció la decisión con estas palabras: "Esta mañana, una vez que el ministro de Defensa ha jurado su cargo, le he dado la orden de que disponga lo necesario a fin de que las tropas españolas destinadas en Irak regresen a casa en el menos tiempo y con la mayor seguridad posible". La medida le costó que las relaciones con Estados Unidos se enfriaran más de lo que ya estaban.
Hasta el 24 de junio de 2011, día en el que Zapatero anunció el repliegue de las tropas españolas en Afganistán, el presidente del Gobierno fue aumentando paulatinamente nuestros efectivos en el avispero talibán. Desde que en enero de 2002 aterrizara el primer avión español en el aeropuerto de Kabul, más de 20.000 militares españoles han pasado en 10 años por la misión afgana, lo que ha supuesto un coste de más de 2.500 millones de euros para las arcas de la administración. Pero lo peor de esta operación, que vendieron como "misión de paz", es que ha costado la vida a 98 militares.