No ha pasado ni un año desde que Alfredo Pérez Rubalcaba fuera elegido secretario general del PSOE en el Congreso Federal de Sevilla y no son pocos los que aventuran ya que los resultados en los tres comicios presentes y futuros -gallegos, vascos y catalanes-, hará que "le levanten antes de tiempo la silla" sin haber celebrado siquiera su aniversario político como líder del PSOE.
Motivos para la celebración no se esperan esta noche electoral en Santiago ni en Bilbao, donde los dos candidatos tendrán que enfrentar, según las encuestas, el mayor desgaste electoral de todas las formaciones políticas. En Galicia, por la mayoría absoluta que podría revalidar Feijoo y por el auge de formaciones nacionalistas como BNG o de ultraizquierda como Alternativa Galega de Esquerda, cuyo candidato Xosé Manuel Beiras, "ha sabido arrastrar a muchos del PSOE", según voces autorizadas.
No ajeno a esas encuestas -el PSOE no ha querido difundir sus propios trakings-, el estreno de Pachi Vázquez como candidato socialista a la Xunta se resiste a la realidad. "No habrá fallo esta noche, los ciudadanos aciertan siempre", dijoo tras introducir su voto en el colegio Campo da Feira en O Carballiño, Orense, su localidad natal. A lo que se aferran los socialistas del PSdGA es a que "bailan cuatro diputados, uno por cada provincia gallega", lo cual hace difícil que Feijoo arañe el diputado 38 que le daría la mayoría absoluta.
El escenario en el País Vasco es distinto pero da el mismo resultado: desgaste mayoritario del PSOE por la irrupción de EH Bildu en el panorama político autonómico y por la erosión de Patxi López -"el hijo político de Alfredo"- en la Lehendakaritza. En el PSOE se da por hecho ya que serán tercera fuerza política e incluso se descarta que sean determinantes para la formación de Gobierno. De ahí que se multipliquen las voces en Ferraz en torno a la idea de que "Patxi tiene que venir a Madrid".
Un posible paso previo a los movimientos que están por venir en torno a la carrera sucesoria que, tras estos comicios, adelantará su pistoletazo de salida. Si la tercera cita con las urnas, la catalana, es -como se espera- un auténtica hecatombe, provocada por las constantes contradicciones PSOE-PSC ante el reto independentista de Artur Mas, la permanencia de Rubalcaba en la dirección federal de Ferraz será mucho más que insostenible. Y callar a las voces críticas que ya exigen primarias, poco menos que imposible.