La sombra de la corrupción se posa sobre el equipo político de Artur Mas en plena campaña electoral, y el Partido Popular lo utilizó no solo para exigir que "se conozca la verdad" sino, principalmente, para "depurar responsabilidades a quien corresponda". Un escándalo que en Génova lamentan que no sea noticia de apertura pese a la gravedad de lo que se desprende de los informes policiales, que dan por probado que Convergencia se llevó el 2,5% de adjudicaciones millonarias.
Así, con los papeles encima de la mesa, María Dolores de Cospedal se dirigió directamente al presidente del partido y de la Generalidad para reclamarle "las correspondientes explicaciones", que aún hoy brillan por su ausencia. "Con independencia de que respetemos la actuación de los tribunales, lo lógico" es que dé la cara, argumentó al término del Comité de Dirección.
La dirección nacional, acosada por casos de corrupción durante largas temporadas, ve ahora como un reguero de casos similares que afectan a CiU -reflejados en informes policiales, y con una investigación judicial en curso- quedan tapados en los medios de comunicación. "Si esto llega a pasarnos a nosotros seríamos portada", destacan fuentes consultadas. En voz de un alto cargo, "lo que ha pasado en Cataluña durante años ha sido un escándalo del que aún no sabemos prácticamente nada. El problema, es que allí los medios de comunicación están comprados y aquí parece que no interesa".
Alicia Sánchez-Camacho insistió en tirar de la manta, y centró sus mensajes de campaña en "los casos de corrupción" que afectan a la coalición. "Es evidente", aseguró en ABC Punto Radio, que CiU está enfangada toda vez que "tiene la sede embargada". Y, por ello, "tendrán que asumir su responsabilidad".