"Calvo dimite tras constatar el juez que se sobrepasó el aforo", titula El Mundo. A Pedro J. le parece fenomenal. "Ha actuado correctamente al presentar su dimisión". Victoria Prego se huele que va a haber tortas. "El desfile dimisionario no ha hecho más que empezar pero con eso entramos de lleno en el terreno de la política y, muy probablemente, en el sálvese quien pueda".
Jiménez Losantos, inasequible al desaliento, no se rinde y pide una ley de huelga. "El mandato de la Constitución de hacer una ley de huelga fue desoído por todos los gobiernos", clama en el desierto. "La de hoy es otra huelga política contra el trabajo y los trabajadores", dice. Y aprovecha para darle un tortazo a Rajoy. "Natural en una casta de liberados que cobra sin trabajar. Y entre ellos, el presidente, que cobra por no gobernar".
Un El País escuchimizado que da penita verlo, no disimula su enorme satisfacción. Por fin una huelga que no es contra él. "Rajoy afronta su segunda huelga entre un malestar social creciente. Nunca un ejecutivo español se había enfrentado en tan corto plazo a una protesta sindical de esta envergadura", dice frotándose las manos. Y esta huelga "tiene la peculiaridad de ser una protesta apoyada por el PSOE". Pues no se qué le ven de peculiar a eso, si las ha apoyado todas.
Hoy es un buen día para el periódico de Prisa y también se le ve disfrutar con la dimisión de Pedro Calvo y los "encontronazos entre Ignacio González y Ana Botella". "Aunque la oposición socialista pide la dimisión de la regidora, políticamente resultan más relevante las presiones de Ignacio González para que se exijan responsabilidades. Hay una encarnizada lucha de fracciones en la organización madrileña de este partido", dice como un niño con zapatos nuevos.
La Gaceta cuenta que "los sindicatos nos cuestan a los españoles mil millones al año" y flipa con el vídeo del PSOE para sumarse a la huelga. "Ya figura en las antologías de la demagogia: un relato sentimentaloide donde las gentes de Rubalcaba y compañía nos dan a conocer su intensa preocupación (...) Lo prodigioso de la cuestión es que si hay que señalar a un culpable de los males que nos aquejan, ese es precisamente el PSOE".
"Coacción general", titula indignada La Razón. Con tono cansino de tanto repetirlo dice Marhuenda que "estamos ante una huelga política que tiene como objetivo explotar el comprensible descontento e irritación sociales por los ajustes para desgastar a un gobierno de otro signo político". Y es que "hace tiempo que las centrales sindicales dejaron de proteger y luchar por los intereses de los trabajadores y los desempleados para convertirse en correa de transmisión de las estrategias de la izquierda política". En fin, nada nuevo bajo el sol.